"Operación Fortune"

Cuatro años después de la impecable y desenfrenada The Gentlemen y la interesante dirección de Despierta furia, Guy Ritchie ha estrenado nueva película en la que incluye a dos de sus actores fetiche: Jason Statham y Hugh Grant. De nuevo la trama gira alrededor de una serie de enrevesados giros y misterios, en este caso centrados en una historia de espionaje y terrorismo internacional. 

Un misterioso objeto es robado en Odessa por un grupo terrorista que inmediatamente lo circula en el mercado internacional, con fines claramente subversivos y peligrosos para la paz mundial. El gobierno británico encarga la misión de descubrir de qué misterioso objeto se trata a una empresa privada del sector, a la que habitualmente acuden cuando se trata de un grave asunto de seguridad en el que la institución prefiere no verse envuelto. Mientras, parece que no son los únicos interesados en hacerse con el misterioso objeto. El equipo reunido para la misión contacta con un actor de Hollywood para introducirse en la esfera del excéntrico millonario que sirve de intermediario en aquella oscura operación de contrabando.

La película entra dentro del género del espionaje al que el director suma su habitual visión de cómo hacer cine, incluyendo su ya clásico sentido del humor, su habitual ritmo y acción y, como no, esos guiones retorcidos con los que adereza sus películas. Sin estar ni de lejos, entre sus mejores films, esta producción resulta francamente entretenida. Los personajes resultan estar bien dibujados en ese juego de acción y humor del que el género de espionaje se ha valido tan positivamente en la historia del cine, en el que el bien lucha contra el terrorismo internacional y salva al mundo de una debacle. Como siempre, uno de los valores del cine del Ritchie es la selección de sus actores y actrices. En esta ocasión, y sin lugar a dudas, y de nuevo tras aquella genial The gentleman, Hugh Grant acierta de pleno en su interpretación de un ricachón traficante de armas, aficionado a Hollywood y a las mujeres guapas. Ese juego mordaz y divertido empeñado en su papel, en ocasiones histriónico, le va al veterano actor, a las mil maravillas.

Por lo demás, Jason Statham está para lo que está, tampoco es un actor de mi interés, ni siquiera en las películas de acción que ha interpretado. Richie, además de recuperar al siempre interesante Cary Elwes, incluye a dos intérpretes que encajan muy bien en estos producto de acción. Me refiero a una cada vez más pujante Aubrey Plaza, fantástica en su rol, y un gracioso y voluntarioso en su papel, Josh Harnett. Si metemos en una cocktelera a todos estos actores y actrices, junto con los componentes técnicos habituales del estilo del director, obtenemos una peli de acción y suspense muy entretenida, con la que pasar, sin inmutarnos siquiera, un par de horas. Una producción sin más aspiraciones pero coherente con lo que promete.