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lunes, 31 de mayo de 2021

"EL hombre que llegó a ser rey" - Rudyard Kipling

 
Hará cosa de veinte años, me encontraba rebuscando en una tienda de chamarilería de la conocida plaza de San José de Pamplona, cuando di con media docena de libros, prácticamente destrozados, de bonitas tapas duras, elegantemente decoradas. Los ojeé en ese afán de husmear y encontrar algún tesorillo que valiera la pena, cuando me encontré con una serie de relatos escritos por Rudyard Kipling. Correspondían a una edición de los años cuarenta de ediciones La Nave y al estar bastante estropeadas, el propietario de la tienda me los dejó en un precio casi regalado. No tardé mucho en leerlos. Guardo estos ejemplares como un auténtico tesoro. Entre sus páginas estaba el cuento que hoy reseño en mi publicación número dos mil de mi blog. Hace unos meses me llevé una gran alegría cuando me enteré que Ediciones Fórcola, una de esas rarezas editoriales inigualables y con aroma a cultura, lo clásico y amor a la literatura, iba a publicar una nueva traducción de este maravilloso relato.

Traducido por Amelia Pérez de Villar, prologado por Eduardo Martínez de Pisón y con un epílogo firmado por Ignacio Peyró, resultaba esta nueva versión más que necesaria, para recuperar un cuento más recordado por la fantástica película dirigida por John Huston e interpretada por Sean Connery y Michael Caine, que por la propia obra literaria. Una historia y trama que nos traslada a las fronteras de la India, la joya de la corona imperial británica, en plena época delimitada por  El gran juego, algo parecido a la Guerra Fría de nuestro siglo veinte, pero localizado en los extensos, recónditos e inexplorados territorios al oeste de la India y Pakistán, más allá de un Afganistán en donde, exploradores, espías y aventureros viajaron y pretendían plantar sus huellas en nombre Rusia y Gran Bretaña. Precisamente, en uno de esos territorios conocido como Kafiristán es donde se localiza esta historia de aventuras, sueños y glorias perdidas. El propio Martínez Pisón realiza un extenso e interesantísimo prologo en el que introduce al lector en los misterios, vericuetos y exploraciones por aquellas tierras.

Danny Dravot y Peachey Carnehan son dos personajes alumbrados por la picardía y el espíritu de aventura. Vagabundeaban en las lindes y grandes extensiones del Imperio Británico con la esperanza de encontrar gloria y éxito. Una vez presentados ante el tercer personaje clave de la novela, en el que vemos representado al propio Kipling en sus años de periodismo, emprenden un viaje más allá de las fronteras, con el fin, nada desdeñable, de ser reyes en tierra de aquellos nativos de Kafiristán conocidos como kafires. Su viaje, inicialmente, irá acompañado de grandes éxitos en un territorio en donde las armas de fuego convierten al más pobre indigente en rey. Es curioso como su pretendida pertenencia a la masonería, no solo les servirá de punto de unión con el periodista y patrocinador de la expedición, sino que además, gracias a uno de los característicos símbolos de la logia, entroncarán sus personas con lejanos descendientes de las huestes de Alejandro Magno, quienes hollaron aquellos territorios hace siglos. Esta sorprendente situación, el afán de Dravot por ser más que rey y la ruptura de una de las condiciones del contracto firmado con Carnehan al inicio del viaje, tirarán por tierra todos sus sueños y conquistas. Una mujer y el deseo de prolongar su estirpe, desencadenarán irremediables consecuencias para ambos aventureros.

Debo decir que he disfrutado como hacía tiempo que no lo hacía leyendo este cuento de ensoñaciones, perdedores y viajes increíbles, modelado y construido por Kipling, sobre una realidad visible e histórica, vivida en aquellos territorios marcados por la larga sombra del Imperio Británico. Su claro paralelismo con su novela Kim, otra de las grandes obras del autor, describe un espectro y exótico paisaje que hace que el lector viaje en el tiempo y espacio, en parte, gracias a nuestra asimilada cultura cinematográfica, plagada de películas de aventuras propias de la época dorada de Hollywood. En definitiva, una experiencia deliciosa a la que invito a cualquier buen lector a revivir, o, en su caso, a disfrutar por primera vez de ella, gracias a esta maravillosa edición.


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