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jueves, 13 de mayo de 2021

"Nomadland"

 
De Chloé Zhao, directora de la película que hoy reseño, había oído muy buenas críticas de su anterior film  The rider. Esta circunstancia y la participación como protagonista de la actriz Frances McDormand, daban sólidas pistas de que su nueva película, cuando menos, sería una propuesta interesante y contaría con el extra de mostrar una perspectiva diferente dentro de actual universo cinematográfico palomitero.
La película nos presenta a Fern, una mujer viuda que quedó en paro tras el cierre de la mina donde trabajaba. La posible pensión a cobrar por su jubilación no le daría apenas para proveerle de comida, por lo que decide  dejar su casa y lanzarse a la carretera en su furgoneta modificada para intentar sobrevivir a base de trabajos de temporada. Su único techo para poder guarecerse por las noches y de las inclemencias del tiempo es su vehículo destartalado. En su viaje itinerante por Nevada, Arizona y otros estados limítrofes, conoce a personas que, como ella, se encuentran desamparadas ante una administración y una sociedad en la que parecen que no tienen sitio. Ya sea debido a sus escasos recursos, por su desapego con la realidad cívica de un país que les ha abandonado, por sus diferencias con su familia o, simplemente, porque así lo han decidido y asimilado, Fern y los nómadas que encuentra en su camino, aprenden a sobrevivir con muy poco y, muchas veces, en base a la solidaridad de quienes están destinados a entenderse en la soledad y la necesaria ayuda mutua. Tan importante es el aprendizaje que desarrollan en esta dura vida que les ha tocado vivir como gestionar las dificultades que encuentran en su camino, ya sea en forma de enfermedad, accidentes, inclemencia del tiempo o la dura y traicionera soledad.
Frances McDormand realiza de la mano de Clhoé Zhao una interpretación profunda, sentida y marcadamente solidaria con quienes realmente recorren en sus furgonetas y caravanas las carreteras de los EEUU. La directora quiere mostrar la dureza de su vida, remarcando más hondamente las cosas a las que se aferran los que viven esas experiencias, las difíciles circunstancias que les llevaron a ello y lo que les espera en su largo camino hacia el horizonte. Si bien no esconde la dureza y terrible soledad que conlleva esa vida, en especial tratándose de personas de edad avanzada, es cierto que, por medio de su protagonista, da la sensación de querer mostrar al espectador cierta asimilación voluntaria a esta vida nómada. Esto se refleja en los diálogos recogidos en su metraje, en los que se muestran la rebeldía provocada por la situación del país, de su entorno laboral o familiar más cercano, la búsqueda de libertad personal y de movimiento, o cómo asumen una situación tal, que para sobrevivir no queda más opción que amoldarse a las circunstancias y no mirar hacia atrás. El personaje de Fern es una muestra de todos estos factores unidos. Aborda su nueva vida con valentía y conformismo, enfrentándose a ella con cierto espíritu liberador. Este es quizás un factor que me cuesta interiorizar, debido al mensaje esperanzador de una película que esconde en lo más recóndito de su mensaje, las durezas, crueldades y miserias de esta vida que algunos de ellos se han visto obligados a sobrellevar. También es cierto, que las decisiones personales y la búsqueda de la soledad y la libertad, han pesado en la decisión de algunos de ellos, mientras que otros, en su reencuentro con un entorno más estable y del necesario cariño familiar deciden regresar a una civilización no siempre abierta a regresos inesperados.
Nomadland desborda humanidad e intimismo en el ámbito complejo del que lo ha perdido todo y busca sobrevivir en un entorno no siempre fácil pero al que hay que amoldarse con paz interior y voluntad. Ante esta propuesta el espectador tiene dos opciones:  intentar interiorizar el mensaje de positividad y libertad que desborda la cinta o revolverse contra lo que a primera vista puede ser una visión idealizada de un gran mal endémico de la sociedad estadounidense. Con todo, no cabe duda que tanto aceptando con verdadera fe el planteamiento de la directora o no dejándose embaucar por el halo de positividad mostrado en el film, no se puede discutir que nos encontramos con una película rodada con gran gusto estético, acompañado por una gran fotografía y que desborda una gran carga poética, casi crepuscular, muy atractiva. Y por supuesto, de nuevo, no cabe duda de que la interpretación de McDormand es de las que dejan huella. 


2 comentarios:

  1. Muy buena esas dos opciones que le planteas al que se allegue a esta película. Es lo más correcto, entendiendo que no todo se o puedes achacar al estado y que la familia hace lo mejor que puede. Pero espero verla y quisiera tomar la opción del positivismo.
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    En otro orden Iñigo, te invito a darle un vistazo a mi bllog "tigrero" ¿Te animas?

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  2. Me di una vuelta hace unos días. Enhorabuena.

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