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miércoles, 10 de marzo de 2021

"Lo hombres libres de Jones"

 
1862. Newton Knight, enfermero del ejército confederado y oriundo del condado de Jones en el estado de Mississippi, comenta con algunos compañeros que esa guerra en la que están luchando es cosa de los terratenientes y propietarios de esclavos. Una ley confederada excusa del servicio en filas a los hombres que posean más de veinte esclavos. Todo esto lleva al protagonista a desertar de filas para volver a sus pobres tierras, esquilmadas por las tropas encargadas de avituallar al ejército confederado en el frente. Esta situación le lleva a enfrentarse a estos soldados sureños que tan injustamente tratan a sus conciudadanos, unirse a un grupo de esclavos negros huidos de las plantaciones cercanas, levantar en armas a un condado harto de tanto abuso y nada comprometido con los intereses de los grandes propietarios de las fincas algodoneras de Mississippi y proclamar una república independiente.
El director Gary Ross, creador de películas tan interesantes como Pleasentville o Seabiscuit, traslada a la pantalla esta historia verídica de un hombre que luchó y lideró una revolución en su condado, en pro de los pobres y desfavorecidos, sin tener en cuenta raza o condición social, emulando a la figura mítica de Robin Hood y enfrentándose al estado confederado de retaguardia. Paralelamente y como guía paralela dramática de la película, el director nos presenta en diferentes momentos del metraje, lo que sucede en un tribunal de Mississippi situado en los años sesenta del siglo XX, en el que se enjuicia a un hombre por casarse con una mujer blanca, solo por el hecho de tener una octava parte de raza negra.
La película se desarrolla entre los años 1862 y 1876, es decir, más allá de la finalización de la Guerra de Secesión. Esto se debe a que tras la finalización de la confrontación entre el Norte y el Sur, las dificultades para Newton Knight y sus compañeros no terminaron. A pesar de que en un principio, el bando ganador ofreció repartir tierras entre los hombres que habían sufrido la esclavitud, la subida al gobierno de Johnson tras la muerte de Lincoln y la necesidad de limar asperezas con los estados de Sur y los grandes terratenientes, hizo que esta ley se revertiera. Con todo, el Gobierno de la Unión facilitó el derecho al voto de todos los ciudadanos incluidos los afroamericanos, hecho que provocó no pocos altercados en el condado de Jones, en donde, por supuesto, nuestro protagonista no podía pasar desapercibido ante tanta injusticia acumulada tras la guerra. 
Todos estos factores y su relación con una mujer de color, conforman un extenso metraje en el que se engloban todas las complejas vicisitudes que hicieron de los estados del sur, lo que relativamente y desde la distancia, no han dejado de ser con respecto al racismo y el trato al hombre de color, a lo largo de la historia de los EEUU. En aquellos días de la derrota de la Confederación surgió el Ku Klus Klan, mientras las tropas vencedoras se retiraban al norte en un afán por no provocar ni coartar las normas y el modus vivendi de los sureños, obviamente en menoscabo injusto del hombre negro. Esta película refleja la lucha del protagonista por la igualdad de todas las personas de su entorno, en un enfrentamiento con el establishment establecido en cada uno de los momentos en que se desarrolla la película.
Respecto a los apartados técnicos y de interpretación, nos encontramos con una notable película bien dirigida por un Gary Ross solvente en cuanto a la ambientación y dirección de personajes, especialmente en la figura del protagonista, interpretado por Matthew McConaughey, especialmente volcado en su papel de Knight, con quien por cierto, goza cierto parecido. Creo que cuadra bien su interpretación con el espíritu que el director quiere imprimir en el personaje histórico y la época en que se desarrolla la película, más allá de las licencias y auras romántica que haya podido sumar a la historia real. Le acompañan Mahershala Ali, Gugu Mbatha-Raw y Keri Russell. Estas últimas concretan el nexo de unión con el controvertido juicio celebrado en los años sesenta y que el director nos va integrando e intercalando poco a poco a lo largo del film. Por lo demás, Los hombres libres de Jones está magníficamente ambientada, presentando al espectador una realidad poco conocida de la historia de los Estados de Sur durante la guerra. El film nos muestra un Mississippi poblado, no solo de terratenientes algodoneros, sino también por una población más pobre sin esclavos, atada a una tierra dura y que además servía en las filas sudistas como carne de cañón y que formaba parte de la gran masa de tropa del ejército confederado. En definitiva, una muy interesante película que pasó bastante desapercibida por la cartelera española, y que merece un visionado.








 

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