Como continuación a aquel número publicado en noviembre de 2019, titulado La Guerra de las Filipinas. 1896 - 1898, la entrega de Desperta Ferro Ediciones de este mes de marzo presenta los últimos estertores de la guerra por la que España perdió sus colonias allá, en oriente. No solo me refiero a Filipinas, sino también a Las Marianas, Palaos, Las Carolinas, Guam y Marshall. La presencia de los EEUU y su implicación con el levantamiento filipino tras el denostado acuerdo de paz de Biak Na Bató de 1897, dio lugar a una corta y sangrienta guerra, más la consolidación de los estadounidenses en la excolonia española.
Precisamente el artículo que abre este número se refiere a las Filipinas como la colonia deseada en el Océano Pacífico, por su situación como valioso enclave en las cercanías de China y Japón, tanto a nivel estratégico como comercial. La carrera imperialista global en la segunda mitad del XIX y la manifiesta decadencia española, puso en el punto de mira unos territorios difíciles de controlar desde Madrid, hasta invocar la intervención de los EEUU y el desdén de otras potencias europeas. Dos artículos centrales desarrollan con detalle los dos enfrentamiento militares más importantes acontecidos en 1898. Por un lado la batalla naval de Cavite y por otro la infructuosa defensa de Manila. El primero se refiere a los movimientos de la flota norteamericana del comodoro Dewey y la incapaz y, en algunas fases, errónea defensa propuesta por el oficial al mando español, D. Patricio Montojo-Pasarón. Se describen con detalle los medios militares y navales con que contaban ambos bandos, así como la situación y los movimientos de ambas flotas en aquel enfrentamiento de tan infausto recuerdo. Respecto a la defensa de Manila, varios planos hacen referencia a la participación de los insurgentes filipinos y al desembarco de las tropas de los EEUU, sus posteriores movimientos y el ataque definitivo a al ciudad. Ambas batallas no solo demostraron la superioridad de las fuerzas expedicionarias sino también, el interés progresivo de unos EEUU deseosos por tomar el poder en nombre de Washington. Todo ello desembocó finalmente en la declaración formal del conflicto filipino-norteamericano, notablemente plasmado en un muy interesante artículo, en el que no solo se habla del enfrentamiento militar. Además se narran los desencuentros de Emilio Aguinaldo y sus seguidores en su afán por ver reconocida a las Filipinas como una nación libre e independiente, mientras los norteamericanos daban largas y más largas hasta mostrar su auténtico interés por la colonia española.
Por supuesto, y como no podía ser para menos, los defensores de Baler tienen su propio artículo en el que se da testimonio de los días y las circunstancias por las que sufrieron el asedio de los filipinos. No puedo dejar de recomendar una magnífica novela que, por cierto, reseñé en su día para un número de Desperta Ferro, en la que se narran detalladamente y de manera novelada los hechos que acaecieron en Baler. Su título es Los esclavos del honor y su autor Raúl Borrás.
Tres artículos más cierran este imprescindible número. El primero se refiere a las experiencias en la repatriación de las tropas rendidas en Filipinas y demás posesiones españolas. Sus circunstancias varían según su localización en las islas y su rendición frente a filipinos o norteamericanos, y si bien su vuelta a casa fue relativamente rápida, hasta bien entrado 1899 no embarcaron los últimos soldados españoles rumbo a casa. Como bien comenta su autor, se dieron y repartieron algunos honores, si bien hubo también muchos, muchísimos olvidos tanto por parte de las instituciones gobernantes como por la propia ciudadanía, que tan solo pretendía recuperar a sus hijos y olvidar un conflicto tan lejano. Corto pero muy goloso es el articulo dedicado a las consecuencias en España por la pérdida del imperio. Se refiere tanto a las consecuencias principales como a otras más difusas. Si bien aquel momento fue pretendidamente utilizado por militares descontentos, catalanistas, carlistas y republicanos, la situación del bipartidismo se asentó definitivamente gracias a la colaboración de la regente María Cristina y a la participación de algunos notables políticos del momento. Finaliza este reseñable número con un interesante artículo dedicado a la herencia española en las Filipinas, como consecuencia de más de tres siglos de presencia en las islas. Las relaciones filipino-españolas no cejaron en base a una relación cultural e idiomática importante, tal como trasluce el artículo.
¡Qué interesante! Me ha parecido un acierto esto que cuentas. Hay datos que no sabía.
ResponderEliminarUn saludo!
Si quieres saber más hoy a las 18.30 la gente de Desperta Ferro, en su canal, realizan una charla sobre el asunto.
Eliminar"Tres artículos más cierran este imprescindible número." ¡Todavía no hay uno que no lo sea! Si no fuera por la falta de espacio en la casa...
ResponderEliminarJa ja ja... Es que sino ni los reseñaría. Qué maravilla de editorial.
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