Tomando como ejemplo las inolvidables novelas de Agatha Christie y los sesudos guiones de algunas de las películas de Alfred Hitchcock, el director de la octava película de Star Wars Los últimos Jedi, Rian Johnson, realiza una película muy entretenida y llena de suspense que, sin ofrecer nada nuevo, aporta soltura y modernidad al clásico género de asesinatos en el que nadie se libra de cierta sospecha y culpabilidad. Un adinerado escritor aparece muerto en su habitación tras una fiesta en su casa. Toda su familia vivía, de alguna manera, a costa de su ingenio, trabajo y libros publicados. Solo su joven enfermera inmigrante parece gozar de su estima, ante semejante grupo de chupópteros. Tras descubrir el cuerpo sin vida del anciano hombre, la policía, con la estimable ayuda de un detective, se sumergirá en un caso a primera vista sencillo, pero que derivará en un sin fin de giros, sospechosos y engaños.
Como decía en un principio, Rian Johnson homenajea con soltura las clásicas películas inspiradas en la obra de Agatha Christie, aportando un look muy atractivo, movimientos de cámara que te llevan en volandas a lo largo de la trama y una modernidad interesante. La película se reproduce con agilidad, en base a un guión que gira y se complica conforme avanza la película, de la mano de un extraordinario elenco de actores y actrices. Sobresale especialmente la joven Ana de Armas en el papel de la enfermera, dotada de la estrafalaria y delirante dote de que cuando miente tiene una inevitables ganas de vomitar. Le acompaña un sorprendente Daniel Craig encarnando al excéntrico detective sureño, quien intentará desmadejar el nudo que se ha formado alrededor de la muerte del escritor y la vida de rapiña de sus descendientes. Estupendos Chris Evans, Jamie Lee Curtis, Toni Collette, Don Johnson o Michael Shannon, en su personajes dependientes del dinero e ingenio de Christopher Plummer, en el papel del jefe de la familia.
Lo dicho, Rian Johnson se maneja con soltura en una divertida y entretenida película que no duda en introducir en sus diálogos, en los que se destila envidia, avaricia, elocuencia y perspicacia, un tanto de crítica política al establishment norteamericano actual. Otra cosa es si el film aguantaría un segundo visionado, pero desde luego si el espectador se deja llevar por el agilísimo guión de Puñales por la espalda, seguro que disfrutará de este agradable entretenimiento.
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