Hace muchos años y siguiendo la recomendación de Carlos Boyero, crítico de cine y columnista de El País, inicié la lectura de un libro que quedó en mi mente como una de esas lecturas de las que nunca podrás olvidar. Me refiero a "El Poder del Perro" de Don Winslow... Años después, este autor anunció la publicación de su continuación y como os podéis imaginar, el libro cayó en mis manos, aunque no he podido meterle mano hasta ahora. En sus páginas recupera la figura de Art Keller, aquel agente de la DEA que ya protagonizó el libro anterior y que se jugó la vida por luchar contra el naciente imperio de la droga en Méjico. Su camino se cruzó con Arturo Barrera, capo de la droga. Se infiltró en su organización. Por medio de engaños y cierto juego rastrero, tras perder a su compañero en una emboscada, consiguió que Barrera saliera del país y fuera detenido en los EEUU. Es en este punto donde Winslow recupera ambos personajes en su novela "El Cártel" una auténtica guerra de poder por el dominio del tráfico de droga, que poco a poco se convierte en una auténtica guerra civil en Méjico.
Arturo Barrera cumple condena en una cárcel mejicana tras ser trasladado desde los EEUU al llegar a un acuerdo. Al poco de crear un auténtico reino de taifas dentro de la prisión, organiza su huida y se propone recuperar su perdida Federación con la que controlaba gran parte del tráfico de droga en el país, para volver a dominar su antiguo imperio. Pero para ello tendrá que encontrar su sitio en un mundo dominado por otras familias. Poco a poco y por medio de pactos, matrimonios y acuerdos, junto a su familia irá reencontrando su lugar. Sin embargo los medios y el paso del tiempo provoca que lo que antes eran pequeños ajustes de cuentas se conviertan, primero en aislados tiroteos, pasando por la utilización de sicarios, la formación de un pequeño ejército hasta contratar a antiguos militares de fuerzas especiales, para luego formar grandes fuerzas de choque como son los Zetas, Los Aztecas, La Línea o La Gente Nueva, por citar algunos. Si a estos añadimos a la policía y el ejército, unos, comprados por los cárteles y otros más o menos fieles a los que aún confían en destruir el imperio de la droga, nos encontramos con una auténtica guerra sin cuartel.
Mediante los personajes de Keller y Barrera y media docena más de protagonistas, Winslow desarrolla la novela como si se tratara de una crónica histórica, eso sí, plagada de muerte, destrucción, traición y droga, como la historia de un país roto por el reparto en territorios por parte de los cárteles de la droga. Los cárteles de Sinaloa, Michoacán, el del Golfo, Juárez o Nuevo Laredo entre otros, se disputarán el reparto de las zonas de control, así como protagonizarán la guerra sangrienta por invadir los territorios de aquellos capos que en otros momentos han sido aliados o incluso familia, colmada de muertes, asesinatos y ejecuciones en un Méjico en el que todos los estamentos sociales se encuentran involucrados y en guerra. Solo unos pocos, como Art Keller, junto a algunos fieles mejicanos, mantienen la fe. Pero para ello tendrán que utilizar las mismas estrategias y armas que los cárteles y eso termina ensuciando las manos de cualquiera, porque sin duda, Winslow nos presenta este conflicto como la guerra más sucia y larga que ha sufrido el mundo desde Vietnam.
Mediante los personajes de Keller y Barrera y media docena más de protagonistas, Winslow desarrolla la novela como si se tratara de una crónica histórica, eso sí, plagada de muerte, destrucción, traición y droga, como la historia de un país roto por el reparto en territorios por parte de los cárteles de la droga. Los cárteles de Sinaloa, Michoacán, el del Golfo, Juárez o Nuevo Laredo entre otros, se disputarán el reparto de las zonas de control, así como protagonizarán la guerra sangrienta por invadir los territorios de aquellos capos que en otros momentos han sido aliados o incluso familia, colmada de muertes, asesinatos y ejecuciones en un Méjico en el que todos los estamentos sociales se encuentran involucrados y en guerra. Solo unos pocos, como Art Keller, junto a algunos fieles mejicanos, mantienen la fe. Pero para ello tendrán que utilizar las mismas estrategias y armas que los cárteles y eso termina ensuciando las manos de cualquiera, porque sin duda, Winslow nos presenta este conflicto como la guerra más sucia y larga que ha sufrido el mundo desde Vietnam.
A estas alturas nadie nos va a descubrir la esencia de la narrativa de Don Winslow. Su prosa es audaz, rápida no, rapidísima, ágil y muy sólida. Los datos y la información que maneja nos sitúa en un Méjico real, casi histórico, donde los nombres nos suena. Desde los cárteles hasta los aspirantes a ocupar Los Pinos, la residencia de la Presidencia de Méjico, son nombres verídicos. Las alianzas con EEUU, los aportes económicos y militares, la relación con Guatemala como centro de fabricación de la droga, la participación de la interpol y policía internacional en la lucha mundial contra la droga o simplemente, la descripción de las torturas, asesinatos y ejecuciones, muchas veces vistas en televisión, dan fe de la base real de la guerra por la droga en Méjico. A lo mejor "El Cártel" peque de extenso, sobre todo por la cantidad de datos que maneja y puede que al lector le resulte algo compleja de seguir. Aún así sus setecientas páginas resultan audazmente adictivas, permeables por su dureza y frialdad, pero sobre todo, son un espejo de la realidad tan brutal que ha rodeado y mantiene a un país en jaque, por la lucha de los cárteles, el ejército, la policía y sin duda la imparable corrupción.
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