Aprovechando el éxito de la serie The Walking Dead, Robert Kirkman se propuso llevar a la televisión una serie en la que se presentan los días en los que aparece la epidemia que convertirá a la gente en zombies. Para ello creó la serie que hoy reseño que también ha sido estrenada en AMC. La trama gira alrededor de una familia. La serie consta de solo seis capítulos.
Los sucesos que rodean el surgimiento de la enfermedad y su transmisión irán surgiendo sin que la población sea informada. Pequeños focos de una misteriosa enfermedad se van mostrando a los ciudadanos de manera oscura y misteriosa, sin ninguna información de los medios y las autoridades. Mientras, la vida sigue para esta familia, en la que los padres viven sus segundas nupcias, tienen una hija adolescente a la que no entienden y un hijo drogadicto que cuando le viene en gana desaparece de casa. A partir de los sucesos que rodean a la familia y las situaciones que se dan en su propio hogar, surge una trama en la que el fin, es mostrar al espectador la respuesta de la población ante el desconocimiento y el pánico frente a la epidemia.
Es indudable la capacidad con que durante años, The Walking Dead, ha sido capaz de acercar a los hogares la historia de los supervivientes en un mundo lleno de zombies y muerte. Los primeros capítulos de cada temporada de esta serie han sido los estrenos más vistos en televisión. Era normal que surgiera una, digamos precuela, a la situación de invasión de los zombies o muertos vivientes. Además la serie contaba con una base exitosa, en los cómics de Kirman, algo sobre lo que trabajar en cuestión de guión y personajes. Y hasta ahora lo ha hecho muy bien.
Sin embargo tengo que decir, que Fear The Walking Dead ha sido una completa decepción. Empezando por el ritmo de la serie, unos personajes, supuestamente complejos, que resultan totalmente planos en la pantalla, cierta incoherencia en un guión desequilibrado y blando, y sobre todo, unos actores que ni de lejos han logrado empatizar con el espectador. El hecho de mostrar una familia excesivamente compleja, en la que nadie se lleva bien y cada uno de ellos hace lo que le viene en gana, conforman un guión flojo y artificial, que unido a un ritmo lento y poco atractivo, han hecho de esta serie, en mi opinión, uno de los fiascos de la temporada.
De los actores, llamaría la atención sobre Kim Dickens. Su trabajo en Treme han hecho de ella uno de los valores más importantes en lo que respecta a series. Lástima que los directores no hayan sabido sacar de esta gran actriz ni la mitad de lo que ofreció en las estupenda serie de HBO. Su pareja en la ficción, Cliff Curtis, se pierde en un papel blando y poco creíble y la aparición de Rubén Valdes, que podía haber salvado un plantel mediocre, se pierde en una paranoia en su papel, bastante incomprensible. No digo nada de los hijos, perdidos en sus estereotipados y pretendidamente complejos personajes. En definitiva, floja y aburrida presentación de una temática, a la pro interesante, pero quizás peligrosamente de moda, a la que no han sabido sacarle lo mejor. Quedémonos con la serie original, que siguiendo el curso del cómic, promete grandes capítulos en un futuro más que inmediato.