A lo largo de la historia se ha escrito largo y tendido sobre la inmensidad del los océanos, las exploraciones realizadas con el fin de conocerlo, gobernarlo y explotarlo, las experiencias de los aventureros y científicos que se han lanzado a navegarlo empujados por una llamada inexplicables o, simplemente, a cuento de su belleza, efecto llamada o su romántica peligrosidad. Pues bien, el periodista sueco Patrik Svensson, autor del premiado libro El evangelio de las anguilas, ha reunido en el delicioso libro que hoy reseño, una serie de capítulos históricos/científicos/narrativos, en los que abarca con sentido personal y profundo, algunas características y relatos biográficos relativos a lo que él denomina como El inmenso azul.
La peculiaridad de la decena de artículos que, de manera independiente, se presentan en el libro, es que no solo tiene como protagonistas a una serie de eventos y personajes relacionados con los mares y océanos que nos rodean, sino que, además, el autor muestra al lector la interrelación inseparable entre el hombre y su entorno marino, en base a la dependencia humana en cuanto a su propia creación, evolución, emoción y exploración, en una conexión absolutamente indisoluble. Como bien indica Svensson, el origen de todo proviene de los océanos primigenios aparecidos hace millones de años, cuna de la vida en este planeta. Esta premisa convierte al ser humano en un diminuto ser que, conforme evoluciona, se empeña en lanzarse a la inmensidad de aquellas extensiones de agua, para viajar, explorar, conocer, investigar y vencer sus propios límites, en un afán por controlar y dominar aquel entorno. Esa peculiaridad, sirve al autor para escribir sobre algunos hitos humanos, en los que lo desconocido, lo científico y lo inexplorado, se mezcla con los sentimientos y la inmensa curiosidad que lleva a sus protagonistas a dar pequeños y grandes pasos hacia el conocimiento de su entorno marino.
Svensson da comienzo a su experimento literario de exploración, hablando sobre algo tan importante y aparentemente complejo, como es el ritmo interno vital de nuestro planeta, en base a su movimiento de rotación, trasladado a la generación y evolución acontecida en los mares y océanos. Ese vaivén marino lleva al escritor a narrar en sus páginas la maravillosa metáfora de la inmortalidad desarrollada en el abismo oceánico, ciego de luz, en un continuo y milenario ritmo vital, para él, tan particularmente musical. A partir de este momento de creación, de movimiento generador de vida, es cuando el ser humano, en un momento infinitésimo de la existencia de los mares y océanos, se propone explorar y dominar aquella inmensidad desconocida.
Es a partir de este momento cuando Svensson propone al lector un apasionante y sentido viaje a lo largo de la historia. Para ello remarca como característica clave de la pasión del hombre por la exploración, su curiosidad por conocer, en un aprendizaje continuo por dominar la navegación y controlar el sentido de la orientación. Estas claves llevan desde a los antiguos polinesios hasta los primeros navegantes portugueses a surcar los mares, y en un gesto de inteligencia y control, cartografiar los descubrimientos realizados. Por supuesto, Magallanes y sus exploraciones tienen cabida y espacio en este libro, aunque curiosamente, la peculiaridad se presenta en que la lupa se sitúa en la figura de su sirviente, llamado Enrique de Malacca, quien nos muestra lo especial de la visión más sentida y humana que Svensson quiere proponer al lector.
Precisamente esa humanidad no solo se presenta como algo positivo y creativo para nuestro mundo. El autor se desgarra las vestiduras mostrando la realidad del desarrollo destructor de los balleneros a lo largo de la historia, en su búsqueda y captura de los seres más impresionantes y grandiosos de esa inmensidad azul a la que continuamente se refiere. No duda en denominarnos como el gran depredador que una vez es capaz de dominar su entorno, tiende a desgastarlo, agotarlo, hasta más no poder, casi sin vuelta atrás. Hasta tal punto es así, que nos recuerda continuamente que en ese afán continuo de dominio, el ser humano no deja de explorar. La figura del sondeador marino, protagoniza uno de los capítulos más curiosos, en el que explica la evolución de aquella persona que se dedica a sondear el terreno que surcaban debajo del agua. Su origen es evitar encallar en superficies arenosas y rocosas el navío en el que surcan las costas y después alta mar. Lo que inicialmente se hace utilizando el sentido del tacto, pasa a avanzar usando medidas y marcas que muestran la profundidad del mar surcado, hasta que en un momento dado de la historia, solo llama a sondear la profundidad la curiosidad y el deseo de saber hasta que confín abismo penetran las inmensas aguas. Inmensas aguas plagadas de míticos monstruos plasmados en libros y páginas cartografiadas. Más adelante, Svensson enlaza este capítulo con otro protagonizado por las exploraciones realizadas en pequeños y claustrofóbicos batiscafos en ese afán por llegar a lo más profundo del océano.
Hacia el final del libro, dos capítulos trascendentales e inmensamente humanos se vuelcan en contar, con gran sentido y pasión, las biografías de dos personajes históricos esenciales para entender el sentir de este libro. Por un lado, un panadero escoces del siglo XIX llamado Robert Dick, quien desde su gran afición por la naturaleza y los grandes paseos y exploraciones por las costas escocesas, ha sido uno de los precursores del estudio de los fósiles marinos. Desde su humildad y conocimiento trabajado por sí mismo, muestra a propios y extraños su dedicación, su amor y su humildad en la búsqueda de conocimiento. Por otro, la estadunidense Rachel Carson, quien en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado y desde su amor por la literatura y la biología, construye un universo literario alrededor de los mares y océanos, que deriva en los primeros movimientos determinados por la ecología y la ecofilosofía, desde su lucha sin cuartel contra el uso de los pesticidas, demostrando que literatura y ciencia pueden ir de la mano en su afán por llegar al gran público, como demuestra la obtención de unos de sus libros del National Book Award.
Svensson escribe al final de su libro cómo sin haber navegado en alta mar, ni conocer la estrellas que guían al navegante, ni sufrir en sus carnes una gran tormenta, el mar le ha seducido desde que era niño. Los libros, películas y documentales que ha tenido la oportunidad de disfrutar le han llevado de viaje a surcar esa exploración del origen de las cosas, de su continuidad y evolución de lo misterioso e inabarcable, de esos mares y océanos aparentemente inmutables pero en constante movimiento y cambio. Esa atracción vital es la que le ha hecho escribir las deliciosas y hondas páginas que reseño aquí. Lean y disfruten con atención, que vale mucho la pena.
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