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lunes, 23 de diciembre de 2024

"El maestro de Petersburgo" - J. M. Coetzee


Del Premio Nobel de Literatura, J.M. Coetzze, solo había leído anteriormente su novela Desgracia. Gracias al escritor y buen amigo Carlos Ollo me he adentrado en su novela El maestro de Petersburgo, escrita en 1994 y cuya trama gira alrededor del viaje realizado por Dostoievski a San Petersburgo, desde la ciudad alemana de Dresde, debido al aviso que ha recibido anunciándole la muerte de su hijastro Pavel. Nos encontramos en 1869, en plena época de intensa actividad anarquista en la Rusia de los zares. 

La novela profundiza en la tristeza y agonía del escritor ruso, ante la desgraciada y un tanto misteriosa muerte de Pavel. La celebración de las segundas nupcias de Dostoievski, tras la muerte de su primera esposa, hizo que ambos se separan de manera irreconciliable, en un momento en el que Pavel buscaba su propia identidad y no aceptaba la presencia de la nueva esposa del escritor. Cuando éste llega a San Petersburgo, acude a la pensión donde vivía Pavel y es aquí cuando empieza a conocer a las personas que pasaron los últimos días con el joven exiliado. Entre ellos destacan su casera e hija, pasando por un mendigo de la zona, además de algunos policías y no pocos anarquistas esquivos a la autoridad y enfrentados al poder constituido. Precisamente, un comisario escrupuloso con los movimientos revolucionarios, al que nuestro protagonista reclama la devolución de los escritos y papeles del hijastro fallecido, previamente confiscados por la policía, se enfrenta a Dostoievski en una perversa investigación sobre su pasado revolucionario y la implicación del fallecido con el movimiento anarquista en pleno auge.

A la presión sufrida por el comisario y su negativa a devolver los papeles de Pavel, se suma la aparición de un líder anarquista que pretende convencer al escritor que su hijastro no se ha suicidado como el dice la policía, sino que ha sido asesinado. Esta revelación pone a Dostoievski tras las pistas para averiguar lo que realmente le ha sucedido a su hijastro, aflorando sus sentimientos encontrados durante su pasado exilio en la ciudad rusa. Para ello, la relación con su casera y la hija establecida en aquellos pocos días de estancia en la misma pensión en la que vivió su hijo, resulta ser un productivo campo de investigación, debido a la cercana y extraña amistad que se crea entre ellos dos, y la presencia constante, casi subversiva y enfermiza de la hija, uno de los grandes personajes de la novela. En este oscuro y casi claustrofóbico escenario resaltan también las ideológicamente profundas conversaciones entre el escritor y el líder anarquista, figura clave durante la estancia de Pavel en San Petersburgo. La religión, la idea de dios, la manipulación de masas, la lucha contra el poder establecido y los medios utilizados para derrocar al zar, pugnan en una serie de profundos diálogos entre ambos personajes.

Pero en realidad, lo que sobrevuela toda la novela es la inquietud y el sufrimiento del protagonista por conocer los sentimientos y los pensamientos que podía tener Pavel sobre su padrastro, en su auto exilio lejos del hogar familiar. Sus dudas, su situación y presencia como un padre incomprendido, en desequilibrio con la idea del hijo abandonado y vilipendiado, navegan continuamente sobre la mente del escritor, absorbido por la situación revolucionaria de una San Petersburgo en la que la policía zarista persigue a los movimientos anarquistas. Ni siquiera una historia de amor transitoria y apasionada, logra distraerle de su fin último a quién busca su redención en los papeles y escritos del suicida o, quizás, el asesinado hijo perdido. Esta terrible y profunda trama resulta fusionada por Coetzze en una narrativa profunda, sentida y, en esta ocasión, intensamente ideológica, que redunda en una historia de pérdida y búsqueda, en plena época revolucionaria de la segunda mitad del siglo XIX en Rusia. Una novela profundamente humana, que genera más preguntas que respuestas, como si fuera ese el objetivo del escritor sudafricano, en un caleidoscopio de sentimientos, heridas profundas y deseos inconfesables.     



 

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