Este año se celebra el quinto centenario de la circunnavegación de la tierra por aquella expedición de cinco barcos que partió en 1519 al mando del portugués Fernando de Magallanes y concluyó tres años después Juan Sebastián Elcano. Sin embargo no hay más que leer la introducción que realiza Isabel Soler, la autora de este magnífico, fundamentado y bien documentado ensayo histórico, para entender que no se busca en sus páginas celebrar semejante epopeya, sino más bien homenajear a sus protagonistas, todos con nombre y apellidos, la gran mayoría de ellos fallecidos en algún momento de tan magna travesía.
Isabel Soler, profesora de Literatura y Cultura Portuguesa en la Universidad de Barcelona y auténtica experta en los viajes realizados en el periodo renacentista, evita con ello realizar un paneríjico patrio de una expedición que ni siquiera nació con el fin de lograr lo que logró. Sus objetivos eran otros, como no, más mundanos y económicos. Es por ello que incide y mucho, no solo en mostrar al lector unos hechos y unas crónicas explicadas, con mucho cuidado de salvar los intereses geopolíticos de sus autores y, especialmente en los sentimientos, pensamientos y posturas, también humanas, de aquellos quienes se lanzaron hacia aquel periplo, con la única finalidad de llegar por occidente a las Islas Molucas y, de paso, demostrar la pertenencia de aquellas tierras lejanas, a la Corona Hispánica, en contra de los intereses del reino de Portugal.
El ensayo comienza situando al lector en las primeras apariciones de Fernando de Magallanes en las crónicas portuguesas que, como no podía ser de otra manera, nos trasladan a las expediciones que Portugal realizó en los primeros años del siglo XVI a la India, en busca de cruzada, comercio y riqueza, bajo el mando de Francisco de Almeida y Alfonso de Alburquerque. Pocas son las ocasiones en las que es nombrado en la crónicas, pero son las justas para demostrar su presencia en un momento en el que Portugal apostó mucho por controlar una serie de puertos tan importantes como Cochín, Diu, Goa y Malaca, hasta llegar a las Molucas, desde donde, entre otras cosas, mercadeaba con deseados productos como la nuez y el clavo.
Tras su vuelta a Portugal, la autora se enfrenta a demostrar el porqué Magallanes salió de Portugal enfadado con su rey, Manuel II, y cómo convenció al recién llegado a Castilla, Carlos I, para acometer el reto de encontrar un estrecho en occidente, que llevará sus barcos a las Islas Molucas. Con todo ello, no queda más opción que explicar los tratados entre la Corona Hispánica y Portugal en cuanto al reparto de un mundo a descubrir, el complejo entramado de la cartografía del momento y los diversos y políticos intereses que acariciaban semejante asunto entre ambos reinos en expansión.
Por fin, el último tercio del ensayo se implica totalmente en la organización de la expedición, su accidentado desarrollo y su dura y compleja finalización, en la que, si bien no se logra alguno de sus principales objetivos, termina por ser una de las épicas más formidables jamás realizadas por el hombre en la historia de la humanidad. En el transcurso del viaje se termina de mostrar el perfil y carácter del protagonista, Fernando de Magallanes, y los graves conflictos mantenidos con algunos de sus compañeros de viaje, así como alguna importante desilusión que marca los últimos meses de su vida.
Isabel Soler no solo demuestra en este trabajo su conocimiento de los documentos, crónicas y estudios sobre los protagonistas y los hitos realizados en esta expedición, sino que además, tiene el don de saber transmitir los problemas que surgieron antes y durante la misma, con emoción y empatía, sin salirse de lo demostrado y confirmado de todo ello, gracias a un estudio promenorizado y detallado de los cronistas, especialmente de un sorprendente Antonio Pigafetta, quien superviviente del viaje, ilustró con gran detalle y humanidad aspectos de antropología y zoología, cual cronista de viajes más propio del siglo XIX. En definitiva estamos ante un trabajo serio y concluyente realizado sobre aquella expedición y meridianamente narrado con la soltura e inteligencia suficiente para trasladar al lector la emoción y verosimilitud de los datos, acontecimientos y sucesos acaecidos en aquel terrible, dramático y espectacular viaje.
Esto hay que leerlo. Recuerdo que escribí una minicrónica de este viaje llamada LA NAVE DE LOS ESPANTOS, que compitió en largos para Hislibris XIII, no sé si la recuerdas
ResponderEliminarNo recuerdo. No participo ni como concursante ni como lector/jurado en el concurso de relatos desde hace muçhísimos años.
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