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miércoles, 27 de enero de 2021

"Gambito de dama" - Miniserie

 
De la mano de la plataforma Netflix llegó a la pequeña pantalla a finales del año pasado, una producción por la que pocos habrían apostado. Todo un foco de popularidad televisiva a niveles de popularidad nada desdeñables. La razón de esta premisa, por lo visto equivocada, es que la mini serie tiene como protagonista a una jugadora de ajedrez. La producción, ambientada en los años sesenta, se basa en una conocida novela del escritor Walter Tevis y ha conseguido unos niveles de éxito francamente importantes. ¿Y por qué ha calado tanto una serie que profundiza en un juego tan aparentemente desconocido para la mayoría de los mortales, tratándose especialmente de un producto en el que los términos y jugadas utilizados, exigen un alto conocimiento técnico del juego? Son varios factores los culpables de ello, los que paso a exponer a continuación.
Por un lado hay que señalar que nos encontramos con una serie respalda por un gran aparato de producción en todos sus apartados. La ambientación es francamente sobresaliente, recordándome a series tan importantes en el género como Mad Men. Visualmente es un producto que en cuestión de diseño, decoración, ambientación, vestuario e incluso la elección de su bso y cortes musicales, está muy por encima de la media. Por otro lado, su guion funciona bien, en cuanto que narra la vida de la protagonista desde su presencia de un orfanato, donde aprende a jugar al ajedrez, hasta convertirse en una de las mejores figuras del juego en el ámbito internacional.  Me han contado que la serie es una buena versión de la novela. El ritmo aportado en sus capítulos, el tratamiento del personaje, tanto en su entorno de vivencia personal, como en el ámbito de todo lo que rodea a ese juego, está tratado con una magnífica solvencia, desarrollando ambos factores de manera equilibrada y adictiva para el espectador. Y por si fuera poco, aún desconociendo totalmente las reglas y tácticas del ajedrez, los guionistas consiguen que uno quede prendado de las partidas y del aprendizaje de la protagonista, hasta tal punto que parece ser que la venta de tableros y piezas ha debido aumentar un ciento veinticinco por ciento, a finales del año 2020. 
Pero vayamos con una de las claves de la serie y me refiero a la protagonista. Desde que pude disfrutar de su actuación en La bruja no puedo negar que he seguido bastante cerca la carrera de Anya Taylor-Joy. Su actuación en Múltiple no hizo sino corroborar el hecho de que nos encontramos ante una gran actriz. Purasangre, El secreto de Marrowbone o Emma, que tengo pendiente de ver, han precedido su participación en esta serie, demostrando su calidad, versatilidad y capacidad de hipnotizar a la cámara. Su interpretación no queda en reunir en su personaje los tics, las técnicas, los movimientos de un jugador profesional de ajedrez. El personaje protagonista no ha vivido una vida de color de rosa. Huérfana, tras vivir en un hospicio, recala en una casa de un matrimonio roto, en donde la mujer, su nueva madre, vive encerrada en un mundo en donde el alcohol es su vía de escape ante un marido que la rehúye. Es aquí donde la joven busca su sitio en un mundo donde el hombre copa torneos y victorias, mientras su carisma arrastra a su madre adoptiva tras ella. El problema es que Beth, que es así como se llama la protagonista, juega en un mundo de adicciones y debilidades que la persiguen en sus viajes por los EEUU. Sus victorias y derrotas y sus experiencias con un número de hombres marcarán su vida, en vistas a lograr lo que tanto desea, ser la mejor del mundo y vencer a los maestros soviéticos. Para lograr embaucar al espectador, la serie viene acompañada de un buen número de secundarios que la protegen y secundan, todos ellos en interpretaciones interesantes que aportan mucho a la historia y a los vaivenes en la personalidad de la joven Beth.
Cierto es que hay algunos momentos en que la actriz, en su encarnación del personaje, pase por ser una insoportable engreída, en su dominio del juego. Cierto es también, que hay momentos en que uno se puede sentir sobrepasado de tantos términos desconocidos, técnicas complejas y tácticas tan recónditas como imposibles de entender, algo que puede repeler al espectador medio. Sin embargo, la serie termina por embaucar al que, con paciencia y dejándose llevar, siga paso a paso, capítulo a capítulo, el devenir de una joven tan espectacular y, también en cierta manera, tan desgraciada y solitaria. Puede que su final, por esperado, pueda insatisfacer a algunos. A mí, en cierta manera, lo hizo. Pero no se puede negar en absoluto, la calidad de una de las producciones del año pasado tanto por el nivel de la serie, por los aspectos técnicos y en cuanto a sus interpretaciones, especialmente en referencia a Anya Taylor-Joy, ganadora, sin duda, de un buen número de galardones en los próximos premios que se otorguen en este año 2021.



 

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