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lunes, 23 de septiembre de 2019

"El llanto inconsolable de los cuervos" - Juan Luis Gomár

Hace dos años, allá por septiembre de 2017, publiqué reseña de la primera novela de mi buen amigo Juan Luís Gomar. La isla de las sombras resultó ser una entretenida y bien escrita historia situada en la Guerra del Peloponeso, en la que atenienses y espartanos se enfrentaron duramente en la isla de Esfacteria. En el último párrafo del post en el que alababa largamente aquel libro, plasmé mi deseo de que su autor no tardara en exceso en publicar más novelas. Dicho y hecho y en un estratégico juego de sorpresa, Juan Luis no solo ha publicado en este año 2019 sino que además lo ha hecho ofreciendo a sus rendidos seguidores la continuación de aquella novela que le encumbró como un sólido novelista.


"El llanto inconsolable de los cuervos" además de tener un evocador y maravilloso título, nos sitúa poco tiempo después de la batalla de Esfacteria. Tras aquella derrota, Esparta se encuentra en una compleja situación, presionada en su propio territorio por la flota de Atenas e incapaz de trasladar al ámbito de su enemigo ningún tipo de presión militar que lo favorezca en aquel momento de la guerra. Sin embargo, en un acto de valentía y arrojo, los líderes espartanos toman una valiente y, de alguna manera, definitiva decisión. Llevar la guerra contra Atenas más allá de Tesalia, hasta la lejana Calcídica, con la intención de asediar y arrebatar las colonias atenienses en aquella zona y las minas de Tracia. Para ello, elegirán a Brásidas, ya recuperado de sus heridas, quien, con un puñado de Iguales, algunos periecos y un buen número de ilotas, entrenados para la batalla bajo promesa de liberación, pondrán en jaque la entonces supremacía del imperio ateniense.

Juan Luis Gomar recupera en las páginas de su nueva novela a los actores que protagonizaron su primera entrega. Si bien Brásidas se confirma como el personaje con más entidad de la misma, otros como Cleón, Tucídices, Demóstenes o Nicias, recuperan su espacio en esta fantástica aventura del espartano. Otros, más novedosos, como Alcibíades, Gilipo, Zeuxipo, Polidámidas e incluso Pérdicas, rey de Macedonia, irán aportando su presencia en una historia que mantiene como fondo de la trama el enfrentamiento entre Atenas y Esparta y sus estrategias de poder e influencia en toda Grecia. Los juegos y movimientos por dominar a su contrario, les llevan a mantener ciento y una alianzas, muchas veces extremadamente débiles, con las polis que inundan los territorios de Beocia, Tesalia, Fócida y por supuesto, la protagonista Calcídica. Pero no solo espartanos y atenienses juegan en este tablero de ajedrez. Los intereses de Macedonia y la presencia de la alargada sombra de Persia, influyen, de un lado o de otro, en la larga Guerra del Peloponeso.

Juan Luis nos muestra las decisiones que unos y otros, estrategos, magistrados y éforos, deben tomar para lograr iniciativa y romper el equilibrio de un enfrentamiento en el que la más ligera decisión decide el destino de su protagonistas. El autor enfatiza especialmente y con gran acierto, en la premisa del propio juego de poder existente en ambas polis, donde los liderazgos pugnan por apartar del juego a su más directo competidor, aún compartiendo ciudadanía y la misma nación. Los partidos proclives a la paz y a la guerra, juegan sus bazas. Y es aquí donde Juan Luis muestra su dominio, no solo de una época, de sus nomenclaturas y de la historia que la rodea, sino también del trasfondo político que les motiva a tomas ciertas decisiones, además de subrayar un factor clave y a veces olvidado por los historiadores. Me refiero el factor humano. Ese lado de su carácter y personalidad que sin duda movió a Brásidas, a Nicias, a Pérdicas y otros muchos, a tomar las decisiones que tomaron. Los protagonistas se muestran ante el lector con humanidad, con ese factor de responsabilidad que recae en sus espaldas y que les lleva a tomar decisiones con cierto razonamiento, como representantes de unos intereses como ciudadanos, soldados u hombres de honor, o movidos por la ambición y búsqueda de gloria. Pero en todo caso como hombres. Quizás el personaje que menos cumple con esta definición sea Cleón, maltratado en cierta manera por el autor, aunque entiendo que sus razones vienen predefinidas del perfil del personaje plasmado en las fuentes originales. En mi opinión desequilibra un tanto en comparación con la humanidad y el equilibrio dramático de los demás protagonistas.

El llanto inconsolable de los cuervos, está construida de manera sólida en sus tramas y en sus personajes, así como en sus cimientos históricos, y no hace más que confirmar que nos encontramos con un gran constructor de novelas históricas. Su estudio detallado de la Historia, la capacidad, en general, de manejar los personajes sin atisbo de caracteres estereotipados, su  creación de una estructura ágil y bien ensamblada en las tramas, así como el hecho de hacernos viajar y sumergirnos en la época, no merece sino parabienes a un fantástico escritor, merecedor de llegar y ser leído por un buen número de lectores, en un género en el que la mediocridad campa a sus anchas. Como dije en el final de la reseña dedicada a La isla de las sombras, ojalá su lápiz no deje de tejer en su cuaderno de mano, nuevas aventuras, batallas y peripecias históricas, de las que seguro, muchos disfrutaremos, sí el lo desea. Gracias amigo.

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