Cuando los directores de la revista Desperta Ferro ofrecen algún número de su publicación dedicado a momentos históricos acontecidos en nuestra península y que profundizan en nuestro pasado, consiguen atraer nuestra atención de manera muy especial. La Guerra de la Independencia, la Guerra Civil del 36, la confrontación Carlista, o como no, el pasado de Cartago y Roma en Hispania, son algunos de los elementos históricos que se han abordado con objetividad y gran detalle, para disfrute de los lectores. Dicho esto, el hecho de regresar a la querida y atrayente época romana y, más aún, a un momento no especialmente documentado y del que todavía quedan por descubrir muchos datos, como son las Guerras Astur-Cántabras, ofrece una oportunidad inexcusable para hacerse con el número del mes de enero de éste recién estrenado 2018.
Comienza la revista, resituando al lector, en referencia a la reinterpretación del conflicto acontecido entre los años 29 a.C. y 19 a.C. en la cornisa cantábrica y que enfrentó a cántabros y astures contra Roma y sus legiones. Las nuevas evidencias arqueológicas y el uso de novedosos métodos de investigación sobre el terreno, han modificado el modo de visualizar y entender cómo los romanos se enfrentaron al levantamiento de ambos pueblos. Las cumbres estratégicas y dominantes pasan por ser los focos de introducción y control por las legiones, de los valles y dominios tribales cantábricos. El descubrimiento de gran número de asentamientos romanos, ha modificado la visión histórica del conflicto, reconstruyéndolo. Tras comprobar estas nuevas evidencias, el siguiente artículo se adentra en la organización, estructura, panoplia y estrategias militares de cántabros y astures, demostrando que no se trataban de meras tribus desorganizadas y digamos, menores, sino todo lo contrario. Su reto y presión frente a Roma, demuestra que a pesar de los pocos testimonios originales al respecto, la guerra tuvo gran relevancia en el mundo romano.
En otros dos artículos, Desperta Ferro analiza las fases de ambos conflictos, desde el punto de vista de los levantamientos contra las águilas romanas y la respuesta y estrategia de éstas por aplacar a cántabros y astures, utilizando tácticas novedosas en lo que se refiere a la disposición movimientos y emplazamientos de las legiones. Como buen ejemplo de la estrategia romana sobre cómo debieron atacar las complejas fortificaciones cántabras y astures, otro artículo desarrolla el asalto al Monte Bernonio, un importante castro localizado en una escarpada y bien defendida colina, en plena Bellum Cantabricum. Los dos últimos artículos de este interesante y novedoso número explican, por un lado, el desarrollo de los castros, la minería y la situación militar en aquel territorio tras la victoria romana, y por otro, los diferentes vestigios que existen y han sobrevivido en el mundo romano, en referencia a las Guerras Cántabras y la publicidad que de ellas hizo Augusto. Todo ello para completar un extraordinario número en el que se muestran al lector los descubrimientos y los avances alcanzados tras años de estudios sobre el terreno, utilizando la arqueología como motor para reencontrar la historia de unas guerras de las que, sin duda, queda mucho por descubrir.