Estando de escapada por Madrid, como suele ser habitual, tengo la necesidad de visitar alguna buena tienda de cómics. En esta ocasión me acerqué a Elektra Cómics, un verdadero templo para el coleccionista, muy cercano a Gran Vía. Casualmente, esta vez, me llamó la atención, ver un pack tirado de precio, perfectamente envuelto en plástico, con los 8 números de esta serie que hoy presento. Obviamente cayó en mis garras.
La serie se desarrolla en Londres, donde una Sección de Operaciones Especiales Británica, se encarga de los asuntos más secretos y sucios del gobierno. Este departamento, tiene agentes infiltrados en todo el mundo y un equipo de tres agentes, llamados Monitores, listos para acudir de inmediato a cualquier misión que se les ordene. Asesinatos, secuestros, espionaje y seguimientos, son las tareas que deben asumir, para servir a si país. Por supuesto los asuntos personales, deben quedar fuera de la oficina y sus misiones. Greg Rucka, el creador y guionista de la serie, ha elegido a una joven agente llamada Tara Chance, para ser la protagonista de las historias que aquí se cuentan.
Su creador ha elegido que toda la colección sea dibujada e ilustrada en blanco y negro, y para ello ha contado con la colaboración de un dibujante diferente para cada uno de los ocho números de que consta la colección. Artistas como Steve Rolston, Leandro Fernández, Jason Shawn Alexander, Carla Speed MacNeil, Mike Hawthorne, Mike Norton o Chris Samnee, plasmado negro sobre blanco, no solo los momentos de acción y tensión que engloban estas páginas, sino también, las conversaciones, discusiones y reuniones, que se producen continuamente como fondo de cada una de las misiones asignadas a los Monitores. Porque sin duda nos encontramos con uno de los guiones más sólidos del género de espías y terrorismo del mundo del cómic. Los agentes deben viajar y acometer misiones casi suicidas en Afganistán, Pakistán, Irak y en países más cercanos del entorno de Europa, donde el espionaje tanto político como económico está al orden del día.
Greg Rucka no olvida retratar el trasfondo psicológico y personales de los personajes y particularmente de Tara Chance. No solo la localiza en los largos momentos de soledad que sufre en los descansos de sus misiones en un mísero apartamento de Londres, sino que también nos plasma las tensiones familiares que mantiene con su madre. Si a esto añadimos las relaciones cruzadas entre los miembros de la Sección especial, desde sus compañeros de puesto, hasta sus superiores, tenemos una amalgama compleja y una trama llena de traiciones, dudas, desconfianzas y sobre todo mucha soledad interior. Rucka hila a la perfección las tramas, entrecruzando los momentos de acción, con largos diálogos en los que la política mundial pende de un hilo, ya sea por los intereses políticos, económicos y estratégicos de las grandes potencias mundiales, y su problemática con el terrorismo internacional.
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