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jueves, 9 de diciembre de 2021

"El poder del perro"

Doce años han pasado desde el último film de la directora Jane Campion, doce años y un par de series no especialmente reseñables. Es ahora cuando estrena su nueva película de la mano de Netflix, y me atrevo a decir que, además lo hace con una producción de alto nivel dramático, en la línea de la que hasta ahora ha sido su gran película, aquella excelente, El piano.
La trama gira alrededor de dos hermanos ganaderos de Montana en 1925. Ambos conviven juntos en una importante hacienda y de vez en cuando se acercan al pueblo más cercano cuando trasladan el ganado para su comercialización. Phil es el respetado líder de los vaqueros a su cargo. Su carácter es controlador, agrio, faltón, misógino y homófobo. Cuando se levanta, todos su hombres se levantan, cuando dice que hay que cenar se cena y cuando cuenta historias de su pasado y de un vaquero llamado Bronco Henry que ya murió, todo el mundo le escucha ensimismado. Su hermano George, vive bajo su sombra en silencio. No es tan diestro con las vacas como Phil y su dedicación en la hacienda es menos física que la de su hermano y sus hombres, más tendentes a una vida de vaquero, en lo que conlleva la dureza del trabajo y también esas conversaciones y comentarios llenos de testosterona en un mundo marcadamente de hombres. Es cuando George se compromete y se casa con Rose, una viuda y madre de un joven sensible y sexualmente chocante con el mundo al que va a incorporarse, la tensión y el enfrentamiento surge en la hacienda, en base a ciertos secretos ocultos en el pasado de Phil.
Jane Campion traslada a la pantalla la novela de Thomas Savage que tanto dio que hablar con su publicación, y lo hace con la maestría de quien rueda con la conciencia clara de lo que quiere trasladar al público, metiendo el dedo en la llaga pero con la suficiente clarividencia para compartir la trama con el espectador, de una manera pausada y, porqué no decirlo, taimada. La directora escrudiña con tacto pero sin esconder la razón del guion y la historia que cuenta, la compleja vida de quien comparte su existencia en un mundo marcadamente machista y viril. Y lo hace enfrentando la aparente fortaleza de quien esconde una realidad personal, con quien, desde una posición más débil, convive con su realidad de manera abierta y sincera. Si a esto se añade la introducción a este micro universo, del factor femenino, al que se le acusa de estorbar y derivar una relación fraternal entre hermanos hacia una nueva vida bajo el mismo techo, no dudéis que la directora encuentra, en base a la novela en la que se basa, un caldo de cultivo complejo y tenso en el que alguna pieza de este intrincado rompecabezas de sentimientos e inconformismos saltará por algún lado.
Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons y Kirsten Dunst, estos dos últimos ya fueron pareja en la fantástica temporada de Fargo, componen un gran electo en la interpretación de este trio peculiar. A ellos se hay que añadir la incorporación del joven Kodi Smit-McPhee, absoluto componente que dinamitará el día a día del rancho, enfrascado en una aparente debilidad que, el espectador deberá seguir e indagar a lo largo y ancho del metraje de la película. A todo ello debo alabar la calidad de la producción en cuanto a la fotografía, uno de los puntos fuertes en la obra de la directora, así como de la partitura y, sobre todo, ese uso del silencio y de las miradas escondidas que tanto le gustan a Campion y que tanto ahondan en el mensaje y el sentido de la película, sin duda una de las mejores del año que termina. Lástima que de nuevo no hayamos podido disfrutar de ella en pantalla grande... 
Para terminar diré que, salvando las distancias argumentales, aunque quizás no tanto, este rotundo y sólido film me recuerda al que hace cuatro años me pareció también una de las grandes películas de aquel año. Me refiero a El hilo invisible de Paul Thomas Anderson. Ambas tocan temas mundanos, pero profundamente complejos y controvertidos. Los sentimientos afloran en una realidad semi oculta, marcando de manera retorcida a sus protagonistas, en un micro cosmos de complejas relaciones humanas y extraños comportamientos en sus protagonistas. Sus debilidades y falsas fortalezas componen la delgada línea que moldea su vida influyendo y, porqué no decirlo, corrompiendo su más cercano entorno... 



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