"Mindhunter" es una de las series por las que ha apostado fuerte Netflix esta temporada de otoño/invierno en la que estamos los seriéfilos plenamente imbuidos. Como HBO con "The Deuce", esta nueva temporada recién estrenada, nos traslada a los años setenta, un periodo que parece resurgir en el imaginario de los creadores y productores de series para la televisión. En este caso, nos situamos a mediados de los años setenta. Una pareja de agentes del FBI unen sus fuerzas para relanzar un nuevo departamento de investigación, en el que se adentrarán en el estudio psicológico y de conductas de sangrientos asesinos de EEUU, encarcelados en prisiones del país. Su labor consiste en sumar al estudio criminológico de los casos, una profundización en las características mentales y de comportamiento de quienes han cometido una serie de asesinatos, a primera vista inexplicables, para los conocimientos y métodos de investigación que hasta entonces utilizaban los cuerpos de policía. Sus métodos sorprenderán tanto a sus propios superiores como a los policías con los que tendrán que gestionar los permisos necesarios para entrevistar y estudiar a los delincuentes. Más adelante, una psicóloga y profesora de universidad se unirá al equipo, con la misión de canalizar y teorizar sobre las investigaciones y sus resultados.
El hecho de que David Fincher esté implicado directamente en la producción de la serie y en la dirección de algunos de sus capítulos, no hace más que aumentar el interés en el espectador. Su estilo hereda ritmo y metodología de "Zodiac", una de sus películas más interesantes. Tanto la ambientación, como la presentación de los personajes y sobre todo, la forma de rodar las escenas en las que los agentes del FBI entrevistan a los distintos asesinos, destila cierta elegancia, profundidad y una potente presencia escénica, casi teatral. El guión navega entre la curiosidad de los agentes, su capacidad por indagar y escarbar en la mente de los delincuentes y las líneas rojas que tiene que cruzar para conseguir saber el porqué de sus actos tan inconcebibles para el ciudadano medio y los propios policías encargados de su detención y vigilancia en las cárceles. Conforme avanzan en sus procedimientos, se atreven a intervenir y ayudar en diferentes investigaciones por crímenes cometidos en distintas partes del país, aportando sus propios conocimientos y experiencias reunidos en sus entrevistas. Poco a poco van avanzando y creciendo dentro del FBI, lo que les reportará nuevas dificultades, ante la ambición provocada por sus logros y descubrimientos. Una nueva ciencia de la investigación policial ha nacido y con ella el uso del concepto, tan conocido por nosotros en la actualidad, de "asesinos en serie".
El trío actoral sorprende. A excepción de la protagonista Ana Torv, suficientemente conocida por series como "Fringe" los otros dos actores no gozan en el gran público de mucha estrella. El actor principal y quien lleva la batuta en las investigaciones es especialmente conocido por su paso por "Glee", de ahí mi sorpresa al ver como fue seleccionado para este papel complejo y con ristas, que en mi opinión y a pesar de su esfuerzo, creo que le viene grande. Su compañero es un veterano con más de cuarenta participaciones en películas y series, pero siempre en segundo y tercer plano. Sin embargo, esa veteranía y su empaque hace que se haya acoplado perfectamente a su papel, logrando junto a Ana Torv, las mejores interpretaciones. En otra línea están los actores que encarnan a los diferentes asesinos entrevistados pro los agentes. Entre ellos destaca un increíble Cameron Britton en el papel de Edmund Kemper, un asesino en serie con el que existe cierta complicidad y en el que basan el comienzo de sus nuevas teorías y merecedor de más de una nominación en el capítulo de actor secundario.
Sin embargo, tras visionar los ocho capítulos de los que consta la serie, tengo que reconocer que tengo un problema con cierto aspecto dramático de esta producción. Me refiero a que he llegado a la conclusión de que cuando aparecían las escenas en las que se narran las vidas privadas de los tres protagonistas, desconectaba al instante. No termina de cuajar mi interés por sus intimidades, sobre todo en el caso del protagonista y su novia. No se si será problema de guión o del actor en cuestión, del que ya he comentado que no le veo en el papel. Aún así, la hechura, profundidad y calidad de las investigaciones, entrevistas y divagaciones policiales del trío protagonista hacen en general la serie me convenza e interese. Su lento pero continuo descubrimiento de la mente de los asesinos y sus aplicaciones a investigaciones en curso, la hacen muy interesante y en una de las series a resaltar de este otoño. Recomendable sin duda, a expensas de que en breve se anuncie una nueva temporada. El boca a boca ha funcionado muy bien y no dudo de sus continuidad.
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