Tras las grandes expectativas generadas en la primera parte de esta temporada, solo puedo comenzar esta reseña diciendo que los ocho últimos capítulos de la 7ª temporada de The Walking Dead han sido absolutamente decepcionantes y, en mi opinión, no han podido generar más que aburrimiento y desidia al espectador hambriento de emoción.
Con "Los Salvadores" fuertemente posicionados bajo el liderazgo de Negan y con el grupo de Rick vencido y muy marcado con la pérdida de sus compañeros, comenzaba esta segunda entrega. La posición de Rick implica pasar un calvario desde su derrota ante Negan, frente al grupo de supervivientes que hasta ahora comandaba con seguridad. También Daryll, en manos de Negan, sufre un auténtico infierno. Pero nada comparable a la pena de Sasha y Magge. Mientras y siguiendo otro camino, que finalmente les conducirá a la reunificación final con el grupo, Morgan y Carol, mantienen sus diferencias en diferentes frentes, a la hora de enfrentarse con la realidad y la muerte que les rodea. En el Reino, poco a poco, irá creciendo la necesidad de plantar cara a Negan, mientras, los asentamientos de Alejandría y Top Hill intentan recuperar la normalidad, primero hincando la rodilla ante Los Salvadores, para después ir tomando posiciones, frente a un posible encuentro armado. Finalmente, personajes como Rosita, Tara o Eugene buscan su lugar entre la venganza de unos y la búsqueda de seguridad de otros.
Con "Los Salvadores" fuertemente posicionados bajo el liderazgo de Negan y con el grupo de Rick vencido y muy marcado con la pérdida de sus compañeros, comenzaba esta segunda entrega. La posición de Rick implica pasar un calvario desde su derrota ante Negan, frente al grupo de supervivientes que hasta ahora comandaba con seguridad. También Daryll, en manos de Negan, sufre un auténtico infierno. Pero nada comparable a la pena de Sasha y Magge. Mientras y siguiendo otro camino, que finalmente les conducirá a la reunificación final con el grupo, Morgan y Carol, mantienen sus diferencias en diferentes frentes, a la hora de enfrentarse con la realidad y la muerte que les rodea. En el Reino, poco a poco, irá creciendo la necesidad de plantar cara a Negan, mientras, los asentamientos de Alejandría y Top Hill intentan recuperar la normalidad, primero hincando la rodilla ante Los Salvadores, para después ir tomando posiciones, frente a un posible encuentro armado. Finalmente, personajes como Rosita, Tara o Eugene buscan su lugar entre la venganza de unos y la búsqueda de seguridad de otros.
Sin embargo, incluso aportando los guionistas nuevos supervivientes y alianzas, francamente, la serie no ha conseguido sacarme de una continua sensación de sopor y aburrimiento. De los ocho capítulos presentados, prácticamente se salvan dos o tres. Los demás aportan poco o nada a una trama anodina en la que además, una figura tan interesante como Negan no ha sido bien aprovechada. Es más, creo que solo ha intervenido en la mitad de los capítulos. Y para darme todavía más la razón, en mi opinión el último capítulo, tan deseado en esta temporada, el que prometía cierta acción, resulta mal dirigido, soso y peor planificado. En definitiva, me quedo con las tramas de las publicación del cómic, no solo por su continuidad, mucho mejor ensamblada, sino también por su guión más rotundo y robusto, que sin duda sonroja a la mediocridad de la serie de televisión. Veo muy difícil que me reenganche en la 8ª temporada. La sensación de pérdida de tiempo ha sido determinante y ante la gran oferta actual de series de calidad, me rindo sin remedio.