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lunes, 27 de marzo de 2017

"Odiseo. El Retorno" - Valerio Massimo Manfredi

Más de un año después de la lectura de su primera parte, he afrontado con ilusión la lectura del segundo libro de Manfredi dedicado a la figura de Odiseo y en este caso a su regreso a su hogar, Itaca. El escritor traslada el poema del ciclo troyano dedicado al regreso del rey Odiseo, a una redacción más cercana narrativamente hablando, en la no solo se narran las aventuras y desventuras que tuvo que pasar  el protagonista en su trayecto a casa, sino también una historia llena de sentimiento, interiorización y una mística propia de una época como la Edad del Bronce tan oscura como atractiva. 


Como bien sabéis, tras la destrucción de Troya, Odiseo junto a sus guerreros supervivientes, embarca en siete naves para regresar a su tierra natal. En el trayecto, cruzan una niebla densa y misteriosa para llegar a una isla donde él y parte de sus hombres son hechos prisioneros por un cíclope llamado Polifemo. Gracias a su astucia, logran escapar no sin antes, herir en el único ojo del gigante. Mientras embarcan y huyen de la isla, el cíclope, hijo de Poseidón, lanza al hijo de Laertes una maldición que lo perseguirá durante toda la travesía y evitará durante más de diez años que pueda regresar a Itaca con su mujer e hijo. A partir de este momento, Odiseo y sus hombres sufrirán grandes desventuras, naufragios y peligros. Llegarán a una isla poblada de gigantes caníbales, cruzarán el mar bajo el canto de las sirenas, se enfrentarán a remolinos, tormentas y monstruos marinos e, incluso, Odiseo tendrá dulces y secretas relaciones con Circe y Calipso. Pero solo él sobrevivirá a todos estos peligros, gracias a la ayuda de la diosa Atenea, llegando a tierra de los Feacios, donde disfrutará de sus reyes, grandes anfitriones y del cariño de la bella Nausícaa. Finalmente, gracias a este pueblo de navegantes, logra regresar a Itaca, eliminar a los pretendientes de su hermosa esposa Penélope y disfrutar de su hijo Telémaco y su padre Laertes. Sin embargo, es aquí donde Manfredi se desvía de la línea más oficial tomando  como premisa el Canto XI, para cumplir la profecía que en la puerta del Hades le vaticinó Tiresios. Deberá recorrer un largo recorrido con un remo al hombro, para anular la maldición que sobre él pesa... Cumplirá su otra Odisea por tierra, hasta llegar a las tierras de los hielos y encontrarse con sus hombres y con su destino.

Manfredi, vuelve a tomar la figura de Odiseo para narrar en primera persona su viaje de vuelta a casa. El autor entrecruza los fantásticos sucesos que sufre en sus carnes el protagonista, con intensos soliloquios en los que el recuerdo de su familia, la fuerte alianza de hermandad que le une con sus hombres y la estrecha relación que disfruta con su diosa Atenea, quien le protege en distintos momentos de la novela. La maldición lanzada por Polifemo le persigue en cada momento, línea y párrafo del libro. Si bien la primera parte del libro pueda resultar simplona, conforme el autor avanza en la historia, su personaje y la narrativa que lo rodea gana en profundidad y consistencia. La humanidad del personaje se aferra al recuerdo de su amada Penélope y el regreso a su reino. Es cierto, que el ritmo y la narración resulta más intimista y personal que la que protagonizó la primera entrega de la guerra de Troya. Sin embargo, no por ello, la novela pierde intensidad y estilo narrativo, que en mi opinión sigue resultando poderoso y firme en su redacción.

La impresión que me produce su lectura es que el escritor, pretende plasmar en la figura de Odiseo un cambio generacional y de época histórica. Como bien dice en la "nota del autor" al final del libro, la estancia en Troya y la vuelta de los reyes a sus tierras, produce una serie de cambios, que provocan la serie crisis de la Edad del Bronce. La muerte de una generación completa de jóvenes y la desintegración de algunos de los reinos debido a la ausencia de sus líderes y sus guerreros, dice Manfredi, es uno de los signos claros que junto a terremotos y otros factores, pudieron llevar a oscurecer una época dorada de la historia. La metáfora de lo sucedido a un Odiseo deseoso de volver a su tierra y las dificultades que tuvo en su camino, refleja una crisis, en la que ni los dioses, a pesar de perdurar en el imaginario de esos pueblos, pudo evitar.

Odiseo vuelve a Itaca, se comporta siempre como un líder, durante y después del trayecto, prevaleciendo en él el deber como rey y marido. Su venganza es cruel y sanguinaria, pero como dice en el libro, es también lícita, a pesar de ahogar en sangre su palacio y hogar. Tras ello, no duda en purgar su maldición, curiosamente para cumplir un destino ya conocido. Pero como hombre duda, sufre y sobre todo siente. Una figura tan grande en el imaginario del mito de Homero, como humana en la literatura de Manfredi. Buen colofón, que completa este segundo libro, recomendable para adentrarse en el mito, gracias a la humanización del personaje realizada por el escritor. 

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