El año 2014 ha querido que la cosecha del cine español sea especialmente cualitativa en referencia al cine policiaco. En este caso, uno de los productos que despuntan, sino el mejor, ha sido la película dirigida por Alberto Rordríguez y premiada con 10 premios Goya. "La Isla Mínima" nos traslada al año 1980, a las marismas del Guadalquivir, donde tras desaparecer dos hermanas adolescentes, un par de policías de Madrid, llegan para hacerse con el caso.
Raúl Arévalo y Javier Gutierrez, interpretan a sendos policías. Uno joven, de la nueva remesa de policía de la democracia, que no acepta de buen grado la jerarquía incuestionable de otros tiempos. El otro, proviene de los años en los que la policía franquista era temida por sus duras actuaciones e ilimitado poder. Ambos, compañeros y no por ello amigos, se adentran en el mundo de la profunda Andalucía, aún superviviente de las tradiciones y recuerdos de la anterior dictadura. Las fotos de Franco junto a las del Rey, la siempre presencia de motivos religiosos, la imagen del hombre macho e inequívoco, planea en un país, que se abre camino en una democracia recién despegada, en la que los jóvenes y las jóvenes, buscan acercarse a la modernidad, huyendo de un pasado rancio y falto de libertad.
Ambos detectives, dejan sus diferencias para dedicarse a investigar la desaparición de las muchachas y para ello deberán adentrarse en un mundo rural cerrado, casi arcáico. Precisamente uno de los valores de la película es la estupenda ambientación de unos años, que aún empezados los 80, nos recuerdan a unos cercanos 70, estacionados en un ambiente rural con toques de la dictadura. Esas escopetas en los hombros de los lugareños, los señoritos de los latifundios, la Guardia Civil... Con una fotografía fantástica, sobrecogedora en sus planos aéreos, los increíbles parajes de las marismas, confluyen a elevar un film de grandes miras a algo más. A esto añadir una muy acertada banda sonora.
A pesar de alguna falta argumental sin excesiva importancia y a un engranaje, en algunos momentos algo forzado, el guión, cobra protagonismo, por su sequedad y por lo que no se dice, pero se intuye de miradas y gestos. Aquí termino por aterrizar y embarrarme en alagar el trabajo del conjunto de actores. Los protagonistas espléndidos, ambos. Pienso que se debería haber planteado otorgar los premios recibidos por Gutierrez, como un premio dual, junto a su compañero e indispensable pareja, Raúl Arévalo. Ambos clavan sus interpretaciones. Quizás, comentar el para mí, excesivo premio en referencia al Goya entregado a Nerea Barros. Aún así en conjunto, notable el elenco de actores y actrices.
Para terminar, comentar el abusado y repetitivo comentario hacia el parecido de la película a la imaginería de la colosal serie "True Detective". En efecto, algo hay. La lejanía en el tiempo y en la distancia de los lugares, el misterio de la investigación, la pareja de los policías... Pero dejémonos de comparaciones y no justifiquemos loar a la presente, gracias a la producción de HBO. Son diferentes, independientes y ambas, notables. No le demos más importancia. Esta película demuestra que en España se puede y se debe, crear ficción de calidad. Tomemos como ejemplo a "La Isla Mínima" así como a otras estupendas anteriores películas a las que no debemos olvidar, tales como "Grupo 7", "No habrá paz para los malvados", "Celda 211" o la ya lejana "Caja 507".
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