El nº 21 de la colección de "Los muertos vivientes" cierra un ciclo, una guerra mortal entre los diferentes asentamientos de supervivientes, en un mundo plagado y dominado de zombies. Rick y los suyos junto a otros dos grupos humanos, ha logrado mostrar un frente común ante la tiranía y el robo del loco Negan. Y será en este capítulo que presento, donde de una manera casi definitiva, Rick ya no aparecerá como un simple líder de un pequeño grupo de humanos que huyen frente a la devastación del mundo. Por fín, su papel deberá liderar, no solo un presente de supervivencia, sino un futuro de esperanza.
Este es quizás el número en el que aparece la nueva visión por cohabitar y refundar una sociedad, como la que desaparecío con la llegada de la enfermedad que conviríó al mundo en un páramo de muerte. El mensaje es claro. La lucha contra los zombies será larga y cruenta, pero el camino hacia su destrucción está marcado. ¿Qué sentido tiene matarse entre unos y otros supervivientes, destrozar nuevas esperanzas y asentamientos? Y todo ello con el único interés de dominarse unos a otros. Ya es hora de afianzar la supervivencia y empezar a reorganizar el futuro de la humanidad. Primero fundar nuevos pueblos y granjas, luego proteger los caminos y arreglar las pistas de comunicación y todo ello con un solo fin... la refundación de una sociedad que volverá a dominar el mundo, frente a la muerte zombie. Este es el mensaje que Rick plantea a sus amigos y protegidos... el futuro empieza a aclararse, ¿o no será así? La pregunta que se hace el lector al terminar este número, es qué derroteros tomarán la vida y padecimientos de Rick, su hijo, Carl, Michone, Andrea, Maggie, Ezequiel, Jesús... ante el nuevo reto planteado por el creador Robert Kirkman. Da la impresión que todavía queda mucha historia por delante.
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