Hace unos meses reseñé la primera temporada de esta serie, en la que se cuenta la vida y actividades de un matrimonio de espías rusos, que infiltrados en la sociedad americana de los años 70, trabaja de incógnito para mayor gloria de la Unión Soviética. Si bien me pareció, en su momento, una serie interesante, no terminó de convencerme, tanto su ambientación, como la amalgama de tramas, en mi opinión algo inconexas, debido a un guión algo anárquico.
Debo decir, tras visionar la segunda temporada, que tanto el guión como la actuación de los protagonistas, así como la manera de entrecruzar las tramas, en esta ocasión han mejorado mucho, aumentando la calidad de este producto, que engloba el género de espías y suspense, ya en los años 80, en el comienzo de la era Reagan.
Creo observar, tres tramas principales, que se desarrollan bastante bien, hasta encontrarse en el último capítulo. Por un lado, tenemos el asesinato de otra pareja de espías rusos, conocidos de nuestros protagonistas, también, en su caso con hijos. Las dudas sobre todo lo que sucede alrededor de este caso, marca la vida cotidiana de Elizabeth y Phillip Jenings. Paralelamente a esto, las investigaciones de EEUU para lograr hacer invisibles, frente a los radares soviéticos, a los bombardeos norteamericanos, hace que los mandos de la KGB encarguen a sus espías intentar hacerse con los datos de este potencial arma secreta. Y por último, tenemos la relación entre la funcionaria de la embajada rusa, Nina Sergevna y el oficial del FBI, Stan Beeman. Una relación que nada, entre el amor y el engaño, que les llevará a perderse en el peligroso mundo del espionaje y la traición. A estas tramas, hay que añadir al argumento, las dificultades emocionales sobre las que pasan los miembros de la familia protagonista. Una hija adolescente, hace replantearse ciertos ideales al matrimonio, teniendo que elegir entre el amor a la patria y la unión familiar... asunto que se deja pendiente para la tercera temporada.
Creo que la serie ha ganado en consistencia y estructura. Un argumento bien ensamblado, mediante una serie de tramas que se ajustan bastante bien, hace suficientemente sólida, el conjunto de esta temporada. Si a esto añadimos el trabajo serio de los actores y actrices, tenemos como resultado una serie, que promete buenas historias y profundas disyuntivas tanto emocionales como en la cuestión de las misiones que tendrán que cumplir. El peso sentimental de la familia, su ideología, la fidelidad a la patria rusa y mantener su secreto a salvo, son razones suficientes para dar credibilidad a una serie, que se encuentra entre mis preferidas del momento, por su calidad y solidez argumental.
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