Cuando todos pensábamos que la saga de Piratas del Caribe había terminado su andadura cinematográfica con la conclusión de su tercera película, Disney estrenó en 2011 la cuarta entrega de esta producción pirata. Sin embargo muchas cosas han cambiado desde la finalización de la anterior película. Por un lado, el creador y alma mater de la serie, el director Gore Verbinski, ya no dirige esta película, por entender que la realización de la trilogía es más que suficiente para completar una historia, en su opinión, ya conclusa. Le sustituirá Rob Marshall. Además Orlando Bloom y Keira Knightley, dan por terminada su participación en la saga. El único de los protagonistas y posiblemente el que representa el corazón y la imagen de la trilogía, Johnny Deep, accede a continuar representando al capitán Sparrow, sin el cual, por cierto, la serie no tendría sentido. Además Geoffrey Rush volverá a interpretar al capitán Barbosa.
Sin embargo, la productora tiene que encontrar algunos actores y actrices de entidad para intentar presentar al público un plantel digno e interesante y continuar el éxito de la saga. Por un lado, Disney consigue fichar al actor más que solvente, Ian Mc Shane, que interpreta al capitán pirata Barbanegra, y por otro, para ocupar el papel de su pretendida hija, entrará a formar parte de la producción la amiga de Johnny Deep, Penélope Cruz. En este último caso, mis dudas sobre esta actriz sobre su interpretación en una cinta de acción y aventuras aciertan al suponer que este papel se aleja del perfil interpretativo de la española.
Respecto a la trama de la película, decir que, en este caso los protagonistas surcarán los mares en persecución de la Fuente de la Vida, que ya fué buscada por nuestro conquistador Ponce de León a principios del siglo XVI en tierras de Florida. Lo más impactante de la cinta, es la inclusión de las míticas sirenas. Con unos efectos más que decentes, el director deambula por un género que no conoce en exceso. Aunque es cierto, que la cinta defiende el estilo de las tres anteriores películas, no se puede decir que alcance los niveles de la trilogía. Su carga de espectacularidad no está a la altura, pero lo que más llama la atención, es la mediocridad del guión, a falta de los diálogos chispeantes de sus precedentes y fabricando la estructura de la película sobre un tema ya utilizado en ocasiones anteriores, como en la espléndida Indiana Jones y la última cruzada.
Si bien no nos encontramos ante un fracaso declarado, la expectativa sobre el film no alcanzó lo esperado y nos dejó con el recuerdo de las tres películas anteriores, esperando y confiando en que Disney abandone definitivamente la idea de continuar la saga. Aunque, a pesar de ello, pájaros de mal agüero dicen que es posible la realización una quinta entrega.