Tanto
hablar de esta novela en la reseña de “Nevaba” del mismo escritor y resulta que
no tiene su merecida reseña. No se merece menos, con lo que espero coincidir
con los lectores en mis conclusiones sobre ella.
Viena,
1.808, las tropas de Napoleón reciben la orden de cruzar el Danubio para tomar
los pueblos Aspern y Elssing, situados al norte del río, y enfrentarse al
ejército austriaco situado un poco más al norte en Bisamberg. Para ello los
ingenieros franceses deberán tender dos puentes para cruzar por medio de la
isla Lobau y saltar a la orilla norte del Danubio para enfrentarse al
Archiduque Carlos. Durante dos días y medio el ejército francés situado a lo
largo de la línea formada por los pueblos de Aspern y Elssing, intentaron
derrotar y romper el frente de tropas y cañones austriacos situado más al norte
de los pueblos. Finalmente el empuje austriaco unido a la destrucción de los
puentes por los austriacos por medio del lanzamiento de barcazas en llamas, impidiendo
la llegada de los refuerzos esperados por Napoleón, hicieron que éste ordenara
su retirada a la Isla Lobau y de ahí al sur del Danubio. Aunque las órdenes se
llevaron a cabo de manera ordenada y bien comandada, las bajas fueron enormes y
esta batalla significó la primera derrota importante bajo su mando directo del
Emperador Napoleón en Europa.
Patrick
Rambaud nos cuenta detalladamente en apenas 240 páginas, la preparación de la
posición francesa, la batalla y la retirada. Consigue representarnos de manera
casi pictórica la moral, los sentimientos, las esperanzas, el orgullo, y los
pensamientos de los distintos protagonistas que reúne el libro a lo largo de la
contienda. Nos presenta un cuadro de personajes muy amplio, que va desde el que
luego será Stendhal, el creador de "La Cartuja de Parma" o
"Negro y rojo", pasando por un coracero y un soldado de línea, hasta
llegar a las figuras de los generales, mariscales y el mismísimo Napoléon.
Por
otro lado el escritor nos presenta la batalla y sus consecuencias de manera
veraz, realista y en consecuencia, terrible. Conforme avanzamos en la lectura
del libro, encontramos auténticas carnicerías, en un primer momento como
consecuencia de las cargas de infantería y caballería, como en la defensa de
los pueblos, y por otro, la sangría que se realiza con los heridos. Las
amputaciones de brazos y piernas hacen que los médicos no den a basto con que
han sufrido balazos, sablazos o cañonazos. Y a los que no se les puede separar
el miembro herido terminan muriendo de infecciones y gangrena. Terrible
espectáculo, que sufren tanto tropa como oficiales, ante el empuje de un
enemigo que recibe reservas de manera continua.
Curiosamente,
Napoleón ha depositado toda la confianza de su victoria en su cuerpo de
ingenieros, al ordenar de manera algo atropellada la construcción de los dos
puentes que cruzan la Isla Lobau. Los diferentes ataques a estos puentes, en
especial al de la orilla sur, consiguen que las municiones y víveres, lleguen
con cuenta gotas y definitivamente su destrucción, evitará que los refuerzos
tan deseados, con los que Napoleón pretendía dar la puntilla a los austriacos,
no lleguen nunca. Precisamente, el Emperador, en un momento de enfado ante esta
noticia, culpará a los ingenieros de traición, como si ellos hubieran provocado
la destrucción de los puentes.
Un
libro que remarca la crudeza e impiedad de la guerra. En esta batalla mueren en
total alrededor de 45.000 soldados entre ambos ejércitos. Una batalla que aún
siendo una derrota de Napoleón, no conllevará la destrucción de los ejércitos
que en poco tiempo, se volverán a cruzar en Wagram. Por otro lado la redacción
es muy ágil y seductora. El libro se lee en nada, y consigue la atención del
lector de manera casi hipnótica. Una estupenda lectura que te transmite en un
principio la aventura de un Imperio y termina trasladándote a la miseria de la
batalla encarnizada entre dos ejércitos, cuyo único impulso es destruirse
mutuamente.
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