Este año la editorial Desperta Ferro ha publicado esta novela histórica que hoy reseño, en la que parece una carrera editorial bien encaminada para posicionarse en el amplio y competitivo mercado español del género, sin duda uno de los más leídos de la actualidad. Y lo hace, de nuevo, con un escritor que no siendo especialmente conocido, sí que goza de cierta veteranía literaria, una calidad narrativa fuera de toda duda y, sobre todo, un amor por la historia y su divulgación, además de un especial respeto por el género de ficción, del que ya ha ofrecido algunos ejemplos modélicos ambientados en la Guerra del Peloponeso.
Sin embargo, en esta ocasión, el autor traslada su trama, en la novela que hoy reseño, al último cuarto del siglo XVIII, a una época en la que la Marina española todavía tenía mucho que decir en la geopolítica militar que tenía a los océanos como centros neurálgicos económicos y estratégicos. Dicha situación conllevaba verse envuelta en una guerra sin cuartel con las potencias dominadoras en el ámbito marítimo, Gran Bretaña y Francia, en un juego de alianzas e intercambios diplomáticos. Nos encontramos a finales del año 1779. España pugna por recuperar Gibraltar, perdido tras el Tratado de Utrech. Carlos III, ahora en el trono español, decide invertir gran cantidad de dinero, armamento, naves y hombres para recuperar el peñón, en poder de la pérfida Albión. Un gran ejército terrestre y lo mejor de la flota española, buscan bloquear la línea de suministros de la Roca y comenzar un asedio que devuelva la enseña española a lo más alto de los fortines de Gibraltar. Mientras, las Trece Colonias rebeldes de Norteamérica, se rebelan contra el rey Jorge III, desestabilizando la geopolítica mundial, ocasión que no desaprovechan España y Francia, ambas bajo los borbones, para echar una mano interesada en contra el enemigo común.
Pues bien, en este entorno histórico tan interesante y del que Juan Luis no solo ha estudiado profundamente sus pormenores, sino que además, tiene una cercanía vital y geográfica muy marcada, dado que nació y vive en la población de la Línea de la Concepción, tan cercana al lugar donde se suceden algunos de los hechos que salpican la novela, se construye y ambienta la novela aquí tratada, Y lo hace por medio de un protagonista casi absoluto, personificado en el oficial médico cirujano de la Marina Real española, D. Jorge Damián de Aizkorri. El destino y cierta situación incómoda para él vivida en el Real Astillero de Guarnizo, le llevan a ocupar la plaza de primer cirujano, nada más a nada menos que en el navío Santísima Trinidad, localizado y posicionado, al mando de la flota se encarga del bloqueo de Gibraltar y de toda la zona al oeste y sur del cabo de San Vicente, lo que le sitúa en el foco de la crisis bélica que domina el momento.
Este destino le pondrá bajo el mando de D. Luis de Córdova y D. José Mazarredo, ambos insignes figuras de nuestra historia militar y de la marina, lo que genera aún mas expectativas a una novela en la que el mar y sus tribulaciones estratégicas y militares, conforman el escenario perfecto para posicionar las aventuras y desventuras de D. Jorge. Además, Juan Luis incluye como pivote protagonista de esta historia contada en primera persona por el cirujano militar, a un experimentado y veterano marinero de primera, conocido como Viruta, un personaje peculiar, que disputa con sus personales problemas de identidad y lo acercan en cierta manera al cirujano, lo que hace entablar entre ellos una peculiar y duradera amistad. Este grupo de personajes, a los que se unen muchos más, quienes forman parte de la la marinería y la oficialidad del navío español más poderoso de aquella época, comparten la vida a bordo del barco, con todo lo que ello engloba. Las ordenanzas, el trabajo de mantenimiento diario a bordo, el seguimiento del bloqueo y las complejas variantes y predicciones marítimas que todo buen oficial debe realizar con la misión de cumplir las órdenes que llegan de la Corte de Madrid, por cierto, dirigida por el conde de Floridablanca, gran artífice de la política española y creador de un peculiar gabinete en el que el espionaje y la diplomacia buscan ganar rédito y ventajas de la información obtenida, ante un Londres acuciado por los sucesos acontecidos al otro lado del océano Atlántico.
Pero esta novela no tendría sentido si su autor no hubiera realizado un avezado y concienzudo trabajo de investigación en cuanto a todos los factores que participan de los eventos históricos aquí narrados. Estos se cuentan conforme avanza la novela, entre violentos combates navales y proyectos estratégicos vitales para la flota española, con la precisión histórica del momento en el que se sitúa la narración. Todo se fusiona a la perfección y en ningún momento lo que se cuenta y el cómo se cuenta se escapa a lo que sucede entre las maderas movientes del navío, situando ficción e historia en una dupla que conecta a la perfección en su narrativa y su literatura, ágil, entretenida y solventemente plasmada negro sobre blanco. El lector es capaz de captar los peculiares y profundos sentimientos de los dos protagonistas, mientras el día a día a bordo, se balancea entre el aburrimiento de la vigilancia y el mantenimiento del navío, y las persecuciones, los cañoneos y los emocionantes combates que se producen en sus páginas.
No puedo cerrar esta reseña y no comentar uno de los aportes más acertados de la novela. Juan Luis tiene la inmensa capacidad de comunicar al lector las complejidades y dificultades del manejo de los barcos de Su Majestad de finales del siglo XIX con cierta facilidad y conocimiento. Su descripción de los vientos, las velas y aparejos que toda la marinería y oficialidad, con sus deberes obligaciones de servicio, debe conocer al dedillo, se traslada al lector con la soltura y el conocimiento necesario, para entramarse con facilidad en la redacción y narrativa de los sucesos acontecidos a bordo del Santísima Trinidad y su flota, para completar, junto a los protagonistas y sus personalidades propias, un entramado novelesco tan apasionante como entretenido, que convierte la lectura de Una canción de mar, en un maravilloso y personal viaje de aventuras y peripecias del más alto nivel.
Coincido plenamente.El autor se ha documentado sobre navegación,y contexto histórico.Una buena reseña Íñigo.
ResponderEliminarAgradecido. Un saludo.
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