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lunes, 7 de agosto de 2023

"Los generales panzer de Hitler al descubierto. Guderian, Hoepner, Reinhardt y Schmidt" - David Stahel

 

David Stahel es actualmente uno de los mejores especialistas en la 2ª Guerra Mundial, especialmente en todo lo que respecta a las operaciones alemanas de 1941 durante la invasión de la URSS. No cabe más que recordar su impresionante e imprescindible quinteto de libros publicados sobre el tema Ediciones Salamina. En todos ellos no solo traslada con detalle lo que aconteció desde el comienzo de la Operación Barbarroja hasta la retirada alemana a las puertas de Moscú, sino que además, defiende, sin pelos en la lengua, una serie de teorías que han apostado en los últimos años por una nueva manera de interpretar y analizar aquellos primeros meses de los alemanes en suelo soviético.

Pues bien, algunos de los documentos que el autor ha utilizado en la realización de aquella magna obra fueron la correspondencia de algunos de los más importantes generales de la Panzertruppe que participaron en aquella gran ofensiva. De los seis comandantes de Grupos Panzer en 1941, Stahel analiza las cartas personales de Heinz Guderian, Eric Hoepner, Georg-Hans Reinhardt y Rudolf Schmidt. Los dos restantes, Ewald von Kleist y Hermann Hoth, no dejaron huella epistolar conocida durante la guerra. Pues bien, hurgando en la correspondencia privada de estos cuatro militares y, en alguno de los casos, en la de sus correspondientes esposas, el autor ha indagado en las distintas facetas personales y militares que en aquellos trascendentales meses se trasladaron negro sobre blanco, en el intercambio de cartas de quienes fueron punta de lanza de las huestes alemanas durante la invasión de la URSS.

Para ello Stahel combina, a lo largo de cuatro grandes partes en las que divide el libro, la correspondencia de los cuatro militares abarcando, sin prejuicio y con una ambiciosa capacidad analítica, su ámbito más privado, su ámbito público, su dimensión criminal durante su mando y, obviamente, su dimensión militar, esta última desarrollada en todos los sentidos, en su imprescindible quinteto. Si bien el volumen de la correspondencia manejada está liderado por el Guderian y su esposa, los cuatro generales aportan información imprescindible con la que hacerse una idea preclara de las virtudes y defectos, errores y aciertos, motivaciones, anhelos, esperanzas y egos que manejaron todos ellos, antes y durante la invasión, marcando en determinados momentos cierta identidad parecida entre ellos, aún cuando surgen también, factores más individuales, dependiendo de quien se tratara. 

La familia y la guerra, la salud y enfermedad, los deseos más privados y el peso del mando, cubren de alguna manera ese ámbito más privado que muestran sus misivas en las que disfrutaban de cierta libertad, al eludir gracias a su rango, la censura característica nazi en la correspondencia general militar. Por demás, uno de los factores más interesantes que encontramos en este análisis, es descubrir el gran ego personal y militar que mostraba la personalidad de quienes se consideraban los mejores y más preparados entre los mandos del ejército alemán, todo lo cual, por supuesto, produjo no pocos problemas con sus superiores e incluso entre ellos. La importancia de la imagen generada, las victorias ganadas y los símbolos de estatus mostrados por todos ellos, no son pasados por alto en sus cartas enviadas a sus seres más queridos.

Stahel no elude marcar a cada uno de ellos con las sangre muertes provocadas por causa de sus órdenes en base a su fidelidad al nacional socialismo y a la figura de Hitler, bien es verdad, con algunas excepciones aparecidas conforme avanza la guerra, pero que en su inicio, fueron prácticamente inquebrantables, más aún en cuanto se implicaron en la invasión de un país, la URSS, poblado de una raza, la eslava, despreciada, y una ideología, la comunista, colocada en el punto de mira para su aniquilación. Todo ello, junto a la imagen narcisista y ególatra en cuanto a los movimientos militares ordenados en la invasión y su compleja relación con sus mandos, a los que incluso desobedecieron en contadas ocasiones, completan una cristalina y definitoria visión de la realidad de quienes comandaron la punta de lanza de la invasión que significó el comienzo del fin de la derrota alemana en la 2ª Guerra Mundial. 

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