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martes, 26 de julio de 2022

"Elvis"

 
No soy un apasionado aficionado a los biopics cinematográficos, posiblemente porque no me considero una persona especialmente mitómana. Sí que es cierto que siempre he reconocido a Elvis Presley como uno de los iconos musicales del siglo XX y no negaré que tengo en mi lista de favoritos una serie de las canciones míticas del cantante de Tupelo, Mississippi. Si a esto añadimos que el cine realizado por el director Baz Luhrman, sin entusiasmarme en exceso, creo que merece un hueco dentro del universo de creadores más interesantes del cine actual y además me parece un más que interesante mago de montajes y un más que jugoso contador de historias. Sus anteriores producciones, Romeo + Julieta, Moulin Rouge, Australia y El Gran Gatsbi merecen mis elogios más allá de dejar cierta impronta positiva en mi recuerdo personal, a pesar de ciertos excesos reconocidos en su personal y peculiar estilo. Por todo ello, nada más estrenarse su película dedicada a Elvis Presley acudía al cine con la suficiente expectativa como para esperar de su visionado algo impactante e imperecedero.
Pues bien, Luhrman nos presenta una completa biografía del Rey del Rock desde su infancia, en la que se reconoce el porqué de la influencia innegable de la música negra del sur estadounidense en sus raíces musicales, hasta su fallecimiento en su cárcel de rejas doradas de Las Vegas. En este transcurrir de los años, el director hace hincapié en algunas de las etapas más importantes y reconocidas del cantante, en las que por diferentes razones, su vida dio un vuelco en su existencia personal y, sobre todo, en su experiencia musical, no solo en cuanto a estilo y proyección musical, sino también, en cuanto a lo que esto influyó en su persona, como individuo y receptor de todo lo que su éxito y consecuencias influyeron en él.
Sin embargo, otro personaje de enjundia acompaña la carrera de Elvis en el firmamento estrellado del rock. Me refiero a Tom Parker, conocido como el Coronel, quien lanzó al estrellato y representó a Elvis a lo largo y ancho de su carrera. Luhrman incide en la relación de ambos protagonistas mostrando al espectador una situación de amor/odio, en la que se muestra la carrera de éxitos que Tom Parker ofreció al talentoso Elvis, con la visión de quien quiere trasladar a la pantalla la avaricia y el abuso personal en la persona del Coronel con tal de exprimir al cantante en beneficio propio. La impresión con la que uno sale del cine tras ver la película es la de descubrir a un Elvis representado como un artista a quien su manager le ha ofrecido una carrera exitosa, mientras ha coartado su libertad artística con el único fin de llenarse los bolsillos, más que enfocarlo como un creador de canciones en su libertad y libre albedrío artístico. No ahondaré más en esta relación, absolutamente productiva económicamente hablando, pero también con un fondo más de aprovechamiento de un filón de oro llamado Elvis Presley.
Pero bueno, volvamos al espectacular montaje presentado por el director en esta película de dos hora y media de metraje. Como decía al principio, el director nos presenta la vida de Elvis dividida en varias fases o capítulos. Personalmente encuentro especialmente buena la parte que nos presenta la infancia y los primeros años de carrera de Elvis hasta su obligada presencia en las filas del ejército de los EEUU en Alemania. En estos años el joven Elvis crece con la música negra de su ciudad natal, se relaciona con cantantes de blues como B.B. King y también es descubierto por Tom Parker, un personaje cercano al mundo del circo y manager de un reconocido cantante de country. Esta, quizás sea la parte de la película donde se hace más reconocible el estilo de Bazz Luhrmann, en una reimpresión maravillosa de los clubs de blus, los espectáculos que transitan por el sur de los EEUU y los primeros años de giras de Elvis y su banda. Por supuesto no se puede obviar el efecto demoledor de su música y estilo de baile entre las mujeres y la sociedad tradicional de un EEUU encerrado en el conservadurismo de los años cincuenta.   
A partir de aquí, el estilo del director, sin desaparecer, cede ante la historia personal de Elvis y su relación con El coronel y la esposa del cantante. A lo largo de la parte intermedia de la peli, que quizás sufre un pequeño bajón de ritmo, se presenta la etapa cinematográfica del cantante entre 1960 y 1967, sus dimes y diretes familiares, especialmente la pérdida de una madre de la que dependía especialmente, para terminar con el proceso en el que Elvis sopesa abandonar el modo de trabajar de Tom Parker, para buscar un hueco en el nuevo estilo rock que marca los primeros años sesenta. Todo ello para cerrar este capítulo con el que para mí es el punto culminante de la película, aquel especial de televisión que grabó en 1968. Para mí, una mini película intercalada en el film, en donde Bazz Luhrman demuestra que es un gran director de cine.
Y para terminar, Elvis nos presenta la etapa final del artista con su irrupción en Las Vegas y sus actuaciones en el International, todo lo cual le convierte en una estrella del espectáculo única en el mundo, pero también le llevará a sufrir un deterioro lento pero imparable en su vida personal, en su salud y también en su relación con Tom Parker. El deseo de éste de que Elvis se comprometa con su nuevo escenario y la negativa a que realice giras mundiales fuera de los EEUU, además del agotamiento físico acumulado y la dependencia de medicamentos y otros productos químicos, van mermado su realidad hasta provocar su muerte. Esta etapa es quizás la más conflictiva y contradictoria. Elvis logró un éxito sin igual en un espectáculo hecho a su medida, pero también fue arrastrado hasta una jaula de oro de la que no pudo o no quiso escapar, bajo la pretendida dependencia del Coronel. Aquí es donde el director consigue entremezclar su capacidad de mostrar espectáculo, lleno de colorido y lucimiento de las actuaciones de Elvis, con toda la parafernalia y excesos que conllevaba su persona en una dependencia a su imagen pública, totalmente desmedida, con la crisis personal en la que ahonda su vida sobrellevada a base de medicación, falta de descanso y mujeres, provocando su ruptura matrimonial, con un enfoque de director mucho más cercano y sentimental.
Después de todo lo comentado, tengo que hablar de las grandes interpretaciones de los dos protagonistas. Austin Butler, prácticamente un desconocido para el público en general, realiza un portentosa interpretación la personal versión que nos presenta Lurhmann en su película. Su trabajo en los gestos, movimientos características físicas del artista logran que en determinados momentos estemos viendo al mismísimo Elvis, especialmente en la grabación del especial de televisión de 1968. Su trabajo resulta tan medido en las escenas donde se precisa de esa contención, como tan exagerado en aquellas otras donde Elvis Presley actuaba en los escenarios supurando erotismo, sexualidad y pasión. La verdad es que su trabajo ha encontrado un resultado sorprendente y digno de elogio. Por otro lado tenemos a Tom Hanks en el papel, nada cómodo, de Tom Parker. Un personaje que se reconoce a sí mismo como farsante, un personaje que en su afán de medrar en la industria de la música se hace con Elvis y su carrera, convirtiéndolo en una estrella, bregando con la censura de los años 50, subiéndolo al carro de Hollywood y creando para el cantante un escenario hecho a su imagen y semejanza en Las Vegas. Pero también un personaje oscuro, falsario, manipulador que a la vista del director termina siendo el malo de la película. La interpretación de Tom Hanks, y sin resultar sorprendente en este actor, es superlativa y demoledora, aportando al film mucho de su resultado final, para mí sobresaliente.
Podemos decir de Elvis que es excesiva, pero es indudable que el film es puro Lurhmann, aún cuando, en esta ocasión, el personaje, el protagonista hace que la película sea proclive a este tipo de cine que tanto le gusta al director. La producción es espectacular, el montaje perfecto, y aunque en cierto momento de la peli, el ritmo afloje, la personal aportación del director y de los intérpretes hace de esta película uno de los grandes aciertos del año, cinematográficamente hablando. Yo recomendaría no perdérsela, la verdad.


2 comentarios:

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