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martes, 8 de enero de 2019

"Fuego griego, flechas envenenadas y escorpiones" - Adrienne Mayor

Tercer ensayo de la historiadora Adrienne Mayor publicado en la editorial Desperta Ferro, tras "Mitrídates, el Grande" y Amazonas. En esta ocasión sin alejarnos de los mitos y la senda de la historia antigua, la autora se adentra en el universo de las armas llamadas actualmente "biológicas" y "químicas", en el entorno de las antiguas civilizaciones y sus protagonistas. Y no solo me refiero a la historia, cuando hablo del escenario en el que se mueve la autora, sino que, como en su obra anterior dedicada a las amazonas, su premisa toma cuerpo desde el conocimiento y estudio de los mitos, entorno en el que se mueve con mucha comodidad y conocimiento. A partir de esa introducción, su camino recorre la antigüedad, desde Grecia, pasando por Roma y la India, hasta China, de la mano de los conflictos, guerras y desastres que los hombres han provocado y sufrido a lo largo de los siglos, como manera de solventar sus diferencias, más allá del combate tradicional en los campos de batalla.


La edición que Desperta Ferro ha editado corresponde a la original de 2009 y, por ello, comienza con el prefacio original en el que la autora nos da las pistas, y no pocas, sobre el concepto de su ensayo, sus partes y origen. Como bien dice, particularmente en el siglo XX y en los primeros años del presente, la noción y utilización de la guerra química y biológica se ha introducido con cierta normalidad en nuestra vidas cotidianas tras las dos guerras mundiales y otros conflictos menores como los de Vietnam, Irak, Afganistán o más recientemente Siria. El uso de este armamento no solo produce graves efectos en el campo de batalla, donde sin ninguna duda el objetivo es destruir al enemigo, sino que desgraciadamente sus consecuencias pueden provocar terribles consecuencias en campo amigo y lo que es peor, en los siempre indefensos civiles. Su uso, provoca recelo, rechazo y apartados especiales en los tratados internacionales proclamados por la ONU y otras instituciones mundiales proclives a la paz. Sin embargo, como detalla la autora, el uso de estas armas se remonta a hace muchos siglos, incluso a periodos en los que los mitos entremezclan la realidad y los recuerdos de mitos difusos y arcaicos, tales como los trabajos de Hércules, la Guerra de Troya o la figura de Medea. Precisamente de esto versa el libro, del origen en el uso de estas armas, sin diferenciarse en exceso de nuestra más mísera y bélica actualidad.

En la introducción, Adrianne Mayor incide en los usos, costumbres, descubrimientos y experimentos que a lo largo de los siglos de la antigüedad, mentes privilegiadas en el arte de la ciencia, la guerra y el engaño, buscan y elaboran en un afán por no sucumbir ante el enemigo y derrotarlo con el menor número de bajas amigas. Y todo ello para demostrar que a día de hoy y desde tiempos arcaicos todo estaba inventado en los enredos y las malas artes del engaño, el envenenamiento y a fin de cuentas en el desarrollo de unas armas crueles y deshonrosas, que dejaron en suspenso las leyes tradicionales y honorables de la guerra. Desgraciadamente las argucias inteligentes, tal como dice la autora, terminan por juzgarse dentro de cierta respetabilidad y normalidad  dentro de la cultura de la guerra y la consecución de sus fines. Es decir, siempre estuvieron mal vistas pero, quién podría perder la oportunidad de no utilizarlas en pro de una victoria rápida y definitiva.

A partir de aquí el libro se divide en siete capítulos más un epilogo, biografía e índice analítico. Llamo la atención en la ingente aportación de detalles, hechos, batallas y asedios de los que Adrianne Mayor surte las más de doscientas cincuenta páginas del ensayo. Cada ejemplo que aporta, cada fecha, pondera el uso de las armas químicas y biológicas en la antigüedad. Cada uno de los capítulos trata los distintos usos y variantes de este armamento utilizado, a veces, sin quererlo, por pura casualidad, y en otras ocasiones, gracias a la experiencia y las investigaciones de personajes no siempre conocidos que aportaron sus ideas en pro de la victoria y la destrucción del enemigo. Sus páginas versarán sobre el uso de proyectiles venenosos, el envenenamiento de los suministros de agua y comida, los patógenos, enfermedades y su manipulación, la utilización de estupefacientes e hipnóticos naturales, la instrumentalización de insectos y animales como armas o la manipulación de químicos incendiarios y rayos calóricos.

En definitiva una amplia panoplia de engaño y cruel ejercicio de la guerra, cuyo origen proviene de hace miles de años, en la transformación de la naturaleza en un letal arsenal de destrucción. Porque la idea de Mayor no solo es mostrarnos históricamente y científicamente su uso, sino que, más bien, la autora intenta ahondar en los dilemas morales provocados a su alrededor, los cuales han sido superados en un afán por justificar lo injustificable. En definitiva, su intención es lograr, mediante esta obra, que el conocimiento más cercano de los orígenes históricos de este tipo de armas nos lleve a modificar nuestros deseos de manipulación de la naturaleza y su utilización como arma masiva y mortal. Ni más ni menos.