El número 35 publicado en julio, correspondiente a la línea de Historia Moderna de la publicación Desperta Ferro, está dedicado a la figura de Ambrosio Spínola, figura clave en Flandes durante el gobierno del archiduque Alberto y su esposa Isabel, hija de Felipe II, a principios del siglo XVII. Su ambición, visión militar y cercanía con Isabel Clara Eugenia, lo situó en el centro neurálgico de una guerra que ya duraba ya cuatro décadas, como figura clave tanto en el campo militar como en la dimensión más diplomática que derivaría en la Tregua de los Doce años firmada en 1609. Este número engloba la figura de Spínola desde su llegada a Bruselas en 1603 hasta la firma del tratado, abordando su pasado en Génova, su relación con las cortes de Bruselas y Madrid, así como su intervención en el sitio de Ostende y las campañas militares de 1605 y 1606.
Un primer capítulo aborda el periodo de diez años que transcurre entre la muerte del gran general y gobernador de Flandes, Alejandro Farnesio en 1592 y la llegada de Ambrosio Spinola a Bruselas en 1603. EL fallecimiento del insigne Duque de Parma provocó un importante número de ofensivas holandesas por recuperar territorio y ciudades claves que habían sido perdidas bajo el mando de Farnesio. La situación en Flandes comenzó a ser especialmente delicada, sobre todo, durante los años en los que el gobierno de Bruselas quedó vacante. Con la llegada de Alberto, archiduque de Austria, la situación no mejoró, especialmente debido a su ausencia durante los esponsales con la hija de Felipe II, Isabel. Sin embargo, este hecho fue uno de los detonantes de la cesión de la soberanía a los nuevos conyugues en la pretensión de España por suavizar las relaciones con las provincias holandesas y acercar términos sumamente alejados. Sin embargo, la falta de financiación provocó no pocos motines en las tropas católicas, forzando nuevas ofensivas que llevaron a la pérdida de Dunkerque y la derrota en Nieuwpoort, obligando al archiduque Alberto a lanzar un órdago forzando con el sitio de Ostende.
Tras esta importante introducción, el número de Desperta Ferro nos presenta la figura de Ambrosio Spínola, genovés y perteneciente a una importante mercantil y noble familia, con una importante presencia en los cargos públicos de su territorio natal y enfrentada no pocas veces con la familia Doria. La política interior en Génova, no especialmente favorable en aquellos años a los Spínola y la presencia y posterior muerte del hermano mayor de Ambrosio en Flandes, al mando de la flota al servicio de Felipe II, llevaron a nuestro protagonista a ofrecer su persona, espada y finanzas a la causa católica en Bruselas. Nos saltamos el artículo dedicado a Ostende, que luego recuperaremos, para recomendar la lectura del que dedica sus páginas al cambio de estrategia de la Monarquía Hispánica en el frente de Flandes. La guerra continuaría desangrando las arcas y las tropas hispanas y aliadas, si los católicos no lograban arrinconar militarmente a los holandeses y para ello, la iniciativa debería pasar por Bruselas. Felipe III, el Duque de Lerma y el Archiduque Alberto, de la mano de Ambrosio Spínola, lanzaron una serie de campañas a fin de lograr su pretensión... la firma de una paz duradera en condiciones favorables para la corona española.
En cuatro artículos especialmente detallados y ricos en información, movimientos estratégicos y asedios espectaculares, se desarrollan el sitio sobre la ciudad de Ostende, la batalla de Mülheim y las campañas de 1605 y 1606 comandadas por Spínola, en general con resultados bastante fructíferos a nivel de victorias y plazas conquistadas, pero desgraciadamente, no especialmente definitivos para la causa. La falta de financiación por parte de Madrid, los motines y el fuerte liderazgo de Mauricio de Nassau, provocaron la búsqueda de una paz, que sin llegar a ser definitiva, daría una tregua importante a ambos contendientes y al territorio, durante al menos doce años. En un último artículo se intenta explicar los dimes y diretes diplomáticos que se desarrollaron en la negociación de la Tregua de los Doce Años. La independencia de las Provincias Unidas, la cuestión de la religión, la cuestión de la soberanía española en los territorios, así como la prolongación o no de la paz entre Holanda y la Corona Hispánica allende los mares, fueron algunos de los escollos con los que tuvieron que lidiar en la negociación. Además la iniciativa tomada por el Archiduque Alberto, su esposa Isabel y Spínola, estaba maquillada de un fuerte componente diplomático, a expensas de la corroboración y apoyo de Madrid, algo que a la larga y años después, conllevó graves divergencias especialmente con el Conde Olivares y la nueva política de Felipe IV en Flandes, pero eso ya es otro asunto...
Buen número. Interesante en su presentación y contenido, al que recomiendo añadir para su comprensión, la lectura de la biografía Spínola. Capitán General de los Tercios que este año ha publicado Esfera de los Libros de la mano del escritor y diplomático José I. Benavides. Muy interesante en el análisis de la faceta diplomática del italiano y la compleja relación entre Madrid y Bruselas durante aquellos conflictivos años, previos y posteriores a la Tregua de los Doce años.