Tres guerras civiles acontecieron desde la muerte de Uthman if Afan, tercero de los llamados "Califas Bien Guiados", hasta la caída del califato omeya en Oriente Medio. Es decir, entre el 656 d.C. hasta el año 750 d.C, con la victoria de los abasidas cobre los omeyas. La elección de Alí, yerno del Profeta y su enfrentamiento y derrota frente a Muawiya I dio comienzo al califato omeya. El nº 46 de la sección de Desperta Ferro dedicada a la Hª Antigua y Medieval embarca al lector en un viaje a un periodo tan glorioso como inestable, en el que se llevó a cabo la expansión definitiva del Islam en oriente y occidente, cimentando años de conquista e implantación de la religión instaurada por Mahoma.
A lo largo de las páginas de este número se profundiza en la compleja y fructífera presencia de los omeyas al frente del califato. En un primer artículo se plantean las circunstancias de la primera guerra civil y la aparición de las vertientes musulmanas de los suníes y chiíes, vigentes hasta nuestra actualidad. En unos años, cambiaría la rama omeya en el gobierno del territorio, pero el califato seguiría vigente bajo el mandato del clan familiar. Aún así, como se plantea en otro artículo, la resistencia y oposición interna, sobre todo desde Irak, fue contínua a lo largo de los años. Aún así así, es con los omeyas con quienes se realizaría el comienzo de la expansión musulmana en el mundo. Por un lado en el magreb y por otro hacia oriente, ambos movimientos explicados en sendos artículos detallados. Estas conquistas se consiguieron gracias a los nuevos engranajes de poder y de administración instaurados durante aquellos años, a lo que se suma la instrumentalización, utilización y control de las tribus árabes en la consecución de un ejército fuerte y bien organizado, algo por otro lado, complejo de conseguir con tal amalgama de efectivos. Para terminar, el último artículo presenta los años que llevaron a la decadencia y caída de los omeyas que quedaron derrotados frente a los Abasidas, quienes aprovecharon las fuerte luchas internas en el clan, y cuyo futuro los llevaría definitivamente de la mano de uno de sus descendientes hasta Al- Ándalus y Córdoba.
Estamos ante un número que presenta un periodo de esplendor pero también complejo en las referencias a los orígenes de muchos de los problemas que asisten en la actualidad al mundo musulmán. Desperta Ferro lo afronta con un buen equilibrio en los artículos, con los que consigue dar luz a un periodo de la historia de la que en parte, somos herederos, por la presencia árabe en nuestra península desde el año 711. Como siempre, planos, ilustraciones y en este caso especialmente, un buen árbol genealógico de las diferentes familias y clanes enfrentadas, facilita el entendimiento del este periodo histórico, clave para el mundo musulmán.
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