Peter Cozzens es uno de los autores norteamericanos más importantes de la actualidad respecto a publicaciones y estudios realizados sobre el siglo XIX en los EEUU particularmente en lo que refiere a la Guerra de la Secesión y Conquista del Oeste. Tiene en su haber casi una veintena de libros y un buen número de premios y galardones a sus estudios históricos. El pasado año 2017, la editorial Desperta Ferro publicó uno de sus ensayos, cuyo título completo es "La Tierra Llora. La amarga historia de las Guerras Indias por la Conquista del Oeste". Sin duda es una de las publicaciones más importantes del año, a nivel de ensayo, en nuestro país. Si bien se pueden encontrar diversas publicaciones sobre aquel periodo, localizado más o menos entre los años 1850 y finales del siglo XIX, el presente volumen ofrece un profundo, exhaustivo y detallado estudio de la época y el declive de las tribus nativas en Norteamérica a lo largo y ancho del país.
El ensayo comienza con una pequeña introducción en la que aborda los primeros contactos entre ambos grupos humanos a lo largo del siglo XVIII y principios del XIX. Estos estaban basados en el intercambio de mercaderías y en cierto respeto mutuo. Fue en 1851 cuando se empezaron a firmar los primeros tratados, dando comienzo a una larga sucesión de acuerdos, incumplimientos, matanzas, correrías, éxodos y batallas, que llevaron a las tribus indias hacia su declive definitivo, en apenas cuarenta años. La administración norteamericana, de la mano de sus generales, agencias, representantes e incluso sus propios presidentes, acordó, reanudó y rompió multitud de compromisos asumidos con los grandes jefes nativos. El deseo por mantener los territorios en liza en paz y conseguir aplacar la belicosidad de las facciones guerreras de las diferentes tribus, difícilmente podía consensuarse con el aplastante e imparable devenir de colonos, mineros, aventureros y buscadores de oro y plata, en su penetración en tierras sagradas y llanuras de caza de aquellos pueblos ancestrales.
Grant, Sherman y Sheridan, lideraron un periodo de guerras, en el que, si bien en un principio, se respetaron los tratados, territorios de caza y tierras sagradas de las grandes tribus, poco a poco, la convivencia resultó francamente incómoda. La nueva política de las reservas y su control, liderado por las agencias gubernamentales y por el ejército, provocaron no pocos conflictos en los que aún sufriendo algunas derrotas, el poder administrativo y militar norteamericano llevaba las de ganar. Los años favorecieron a la administración de Washington. Su capacidad de concentrar tropas, su armamento y sobre todo la disponibilidad a lanzar campañas de castigo en pleno invierno, no ofrecían ninguna posibilidad a las guerreras naciones indias. La mala administración de las reservas y las matanzas de búfalos, crucial reserva alimenticia de las grandes tribus de las llanuras, provocaron no pocos levantamientos que con tiempo, mucho sufrimiento y paciencia, fueron sofocados. Grandes líderes nativos, como Nube Roja, Toro Sentado, Cochise, Caballo Loco, Victorio o incluso un cuestionado Jerónimo, dirigieron a sus guerreros en una guerra suicida frente a comandantes como Crook, Miles, Terry o el propio Custer, quienes lideraron a infantería y caballería, incluidos el famoso 7º regimiento y los 9º y 10º formados por los llamados "Buffalo Soldiers".
Una de las cuestiones más comentadas por Cozzens en éste magnífico ensayo, es la incapacidad de las naciones indias a unirse en un frente común. Si bien, en alguna ocasión, algunas tribus lucharon juntas, como sucedió en Little Big Horn, batalla ampliamente descrita en sus páginas, lo general era que las ancestrales diferencias y rivalidades entre las distintas tribus, se mantuvieran durante las Guerras Indias. No solo no se apoyaron unas con otras, sino que además algunas acompañaron al invasor, formando parte de las tropas o surtiendo de exploradores al ejército norteamericano. Las desconfianzas y los egos llevaron a enfrentamientos desiguales, claramente favorables al hombre blanco. Lakotas, comanches, kiowas, apaches, crows o cheyennes, fueron grandes naciones que con los años tuvieron que huir de sus territorios, establecerse en reservas y claudicar frente al avance de colonos y mineros, apoyados por el imparable ferrocarril y respaldados por los casacas azules. Tribus menores y más desconocidas, como los Nez Percé, Paiutes o los Modoc, también mantuvieron una feroz guerra con las tropas. Y otras naciones pronto comprendieron lo inevitable. Pawnees y otras facciones de las naciones indias, como arapahoes, shoshones o apaches, apoyaron y con el tiempo, afrontaron al hombre blanco como un mal necesario y definitivo.
El autor se enfrenta con fidelidad, rigor y objetividad a la realidad del conflicto y del aplastamiento de los nativos llevado por los EEUU en apenas cuarenta años. Los datos, las cifras, los detalles, los nombres y acontecimientos llenan las más de quinientas páginas del ensayo. Su lectura es entretenida por demás y se asume por el lector con auténtica voracidad. Los sucesos se trasladan a sus páginas desde la objetividad más académica. No hay más que echarle un vistazo a la bibliografía utilizada. Las páginas del volumen trasladan, con un gran nivel narrativo, la pasión, intensidad e implicación propia de una persona conocedora de un periodo tan controvertido y en ocasiones manipulado por la cultura norteamericana del siglo XX. Cozzens nos ofrece un magno y desde ahora, imprescindible trabajo sobre las Guerras Indias y el declinar de las grandes y pequeñas naciones nativas, que ocuparon desde sus ancestros las grandes llanuras, las montañosas sierras y los agrestes desiertos de los EEUU.
Desperta Ferro - La Tierra Llora
Desperta Ferro - La Tierra Llora
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