Después de que en el anterior tomo, el nº 25, Rick consiguiera más o menos, pacificar a los supervivientes frente a su incontrolada reacción tras el ataque de Los Susurradores, en este último número, las cosas parece que en un principio vuelven a su lugar. Junto a Dwight y Maggie, Rick entrena para la guerra a los pobladores de Alejandría con la intención, de una vez preparados, enfrentarse a Los Susurradores.
Por un lado y en un momento de cierta calma, Maggie decide volver a La Cima para liderar a aquel grupo. Mientras y, tras la muerte de Ezequiel, Michonne tendrá que hacerse cargo de El Reino. Por otro lado, todavía hay que cerrar heridas y Eugene cubre el tiempo y la soledad tras perder a Rosita, afanándose por arreglar una radio e intentar comunicar con algún otro grupo de supervivientes. En el traslado a La Cima el grupo de Maggie se encuentra con Andrea, de vuelta a Alejandría.
Sin embargo la trama gira principalmente en torno al incombustible Negan. Tras los desagradables incidentes del anterior número con los familiares del chaval llamado Brando y después de otra desafortunada pelea con Rick, Negan tendrá oportunidad de escapar y dirigir sus pasos hacía su única alternativa para enfrentarse a los que le expulsaron de su imperio de terror y mano dura. Lo que sigue, que será aproximadamente la mitad del tomo, resulta ser un conjunto de páginas de los más interesante en las que Negan se reencuentra con lo mejor de su personaje.
Sin duda la serie sigue con pie firme, una senda que la televisión perdió hace tiempo. Sus diálogos, creados por el gran Robert Kirkman, siguen siendo frescos, inteligentes y muy concretos, remarcando personalidades, intereses y deseos. Un gozada de número. Imprescindible.