El especial nº X recientemente publicado por Desperta Ferro, retoma una de las temáticas con la que se comprometió al lanzar esta línea de publicación diferencial y más profunda alrededor, en este caso, de la historia y desarrollo de las legiones a lo largo de la existencia de Roma, tanto en su época republicana como imperial. El número al que hoy me refiero, afronta el estudio de este cuerpo militar durante el primer siglo del Imperio, más o menos entre los años 27 a.C y 98 d.C.
Con Augusto no solo se produce una revolución en la estructura, administración y en el símbolo de poder y gobierno de Roma. De la misma manera, la base militar sobre la que se asienta dicha metamorfosis también sufre una serie de cambios y evoluciones que la asentará todavía más como la fuerza bélica más imponente y poderosa del momento. Tal como se describe en el primer artículo, el ejército se profesionaliza y como tal, sufre una serie de modificaciones a nivel militar, administrativo y estructural. Se reducen los efectivos, se modifica e institucionaliza sus diferentes cuerpos y ampliaciones, así como sus funciones tanto en Italia, como en las provincias y en las fronteras del Imperio. Más puntualmente, los tema de la estructura y organización de la legión, son tratados en un segundo artículo detallándose como el pilar sobre el que se fundamenta el poder militar de Roma. En sendos y muy interesantes artículos, la revista se adentra en la figura, hasta ahora poco normalizada e institucionalizada, de los Auxilia y puntualmente los de origen Hispánico. A nivel estructural, se complementa con otro artículo dedicado a los centuriones, auténtica argamasa unificadora de la legión. Su veteranía, formación y fidelidad son los pilares sobre los que la potencia militar romana argumenta su eficacia militar.
Como no podía ser de otra manera este número, no podía dejar de presentar la evolución de la panoplia y su uso por los legionarios, tanto ofensivamente como defensivamente hablando, ocupando en un solo artículo un estudio de las armaduras y sus variantes en el periodo aquí tratado. Así mismo, en un artículo secundario se aborda el atavío no militar de los legionarios, sean túnicas y capas, algo poco conocido, pero que seguro ocupaba un porcentaje muy importante de su vestimenta a lo largo de sus vidas en la legión. Tres artículos más se ocupan de diferentes elementos de la vida en la legión, que conforman el centro vital y guerrero de las tropas y complementan la institución en su desarrollo y día a día. Estos están dedicados a la inteligencia militar, la religión en el ejército y la vida cotidiana en los campamentos. Para finalizar y no menos importante, se incluye un artículo dedicado a la situación de las fronteras del Imperio y la labor estratégica de las legiones en estos emplazamientos, profundizando en la teoría de Edward Luttwark, que en 1979 teorizó sobre la función y estrategia de las legiones y los puestos avanzados en las fronteras.
En fin, un número completísimo, que aunque trata algunos temas más o menos conocidos por el lector avezado, afronta otros asuntos menos conocidos pero igualmente interesantes con los que conocer la situación de la legión romana en la primera centuria del Imperio Romano.
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