Vaya sorpresón, descubrir que en España se pueden hacer buenas series, llenas de imaginación, buen hacer y calidad. Bueno, tendría que decir una buena serie... Soy de los típicos retractores del producto patrio y más en lo que rodea al producto televisivo en sí. Sin embargo, "El Ministerio del Tiempo" ha conseguido convencerme de que estaba equivocado, de que todavía había esperanza para la televisión española. En este reseña, se que no descubro nada, reconozco que a la mayoría de las personas con las que he hablado sobre la serie, le gusta, aunque en realidad, los porcentajes de audiencia no han superado el 13%. Pero a pesar de ello, la voz de la minoría, por fin, se ha hecho eco de un producto de calidad, por encima de la producción propia de ficción que habitualmente invaden las televisiones de este país.
Como ya sabéis el tan mentado Ministerio, es el departamento del Estado que se preocupa de que nuestro pasado no varíe. Porque los viajes en el tiempo son reales. Existen puertas al pasado, que permiten trasladarse a cualquier siglo de nuestra historia. Los agentes del Ministerio, se preocupan de mantener la estabilidad histórica, evitando cambios, que provoquen alguna modificacion de nuestro pasado. Ni siquiera se puede cambiar para mejorar hechos que acontecieron, porque, simplemente, no se puede, no se debe. Los protagonistas, son los nuevos fichajes del Ministerio... un soldado de Flandes del siglo XVII, un enfermero del Samur de la actualidad y una joven culta y estudiosa de nuestro siglo XIX. Su labor, evitar que un grupo de personas pretendan viajar a diferentes años de siglos pasados y que reescriban la historia.
Los protagonistas viajarán al siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, a la época de la Armada Invencible, a los años de la 2ª Guerra Mundial, a la corte de Isabel la Católica, a la Guerra Civil española, a la Salamanca del siglo XVI, al Madrid de Isabel II o a la Residencia de Estudiantes de 1924. En cada uno de sus viajes, se cruzarán con figuras reconocidas de la historia de nuestro país. desde Lope de Vega, a Isabel II, pasando por Spínola e Isabel I, hasta el Empecinado o Lorca, Buñuel y Dalí. Además aparecerán personajes tan peculiares como Himmler o un reinventado Lazarillo de Tormes. La capacidad de la serie para plasmar en la pantalla estas figuras y sus momentos históricos son uno de los grandes logros de la producción de Televisión Española. Si a esto añadimos un buena caracterización de personajes y una estupenda ambientación, la mitad del trabajo está hecha.
Pero, a esto hay que añadir un guión sólido, complejo por su naturaleza, ya que el concepto de viajes en el tiempo, inevitablemente provoca grandes problemas en las historias donde se dan giros argumentales complicados. Aún así, el resultado es loable, por su intensidad y sobre todo por su seriedad. Se peca algo de ciertos giros artificiosos, que sin embargo se equilibran con estupendos comentarios extratemporales que realmente encajan a la perfección por su comicidad. Termino añadiendo la buena selección de actores. Aura garrido, Rodolfo Sancho y Nacho Fresneda, interpretan con cierto desparpajo sus papeles. Les acompañan Jaime Blanch, Juan Gea, Cayetana Guillén Cuervo, Francisca Piñón y Natalia Millán.
La capacidad de mezclar paralelamente las historias de los viajes al pasado, con sus micro relatos correspondientes a cada capítulo, con los problemas personales de los principales protagonistas, ayuda a que la serie fluya convenientemente y se haya convertido en un producto de éxito, hasta tal punto que el apoyo de los aficionados ha conseguido que se anuncie la producción de una segunda temporada. Sin duda la sorpresa del año, que intuyo quedará en la memoria de la videoteca de TVE.