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miércoles, 29 de octubre de 2014

"The Bling Ring"

Un grupo de excéntricos adolescentes enamorados de la moda, se dedican a entrar y robar en las mansiones de famosos actores y actrices de Hollywood. Mediante internet y las redes sociales, conocen al dedillo la agenda de estas celebridades, como Paris Hilton, Orlando Bloom o Rachel Bilson, asaltando sus hogares para hacerse con los últimos modelos y complementos que encuentran en sus fondos de armario. Paralelamente, su vida cotidiana se centra en un universo alocado y artificial, fuera de la normalidad que debería darse a su edad.
Sofía Coppola vuelve a introducirse en la mentalidad de un sector juvenil de EEUU, que adora la tecnología, las redes, la moda y lo actual. La supeficialidad de estos adolescentes, totalmente alienados por la aparición de sus actores y actrices fetiche en los medios de comunicación, les lleva a tomarse como un juego, sus aventuras en las que pretenden suplantar una estética, a la que no pertenecen. Sus sueños, solo se pueden hacer realidad, asaltando lo más externo e impersonal de sus mitos: la ropa y sus complementos, para con ello vender una imagen falsa y mentirosa de su propia realidad.
Sin embargo, este análisis al que llego, se encuentra muy velado en la película de Sophia. La crítica social hacia una juventud que idolatra lo externo, lo fatuo, no se encuentra de manera clara y diáfana. Es más, conforme se sucede la película, la directora, simplemente nos plantea una serie de situaciones superficiales, sin ahondar en exceso en la vida personal de los protagonistas, ni en las consecuencias de sus actos.  Basada en hechos reales, la historia, no pasa de ser un continuo juego, algo estéril, en el que el espectador no llega a calibrar si lo que está viendo es una serie de actos de un grupo de chavales impersonales y tontos, o una verdadera crítica social a lo superfluo de un sector de la juventud actual. Parece como si la directora fuera incapaz de transmitir y sumergirse más profundamente en el por qué de la actitud de los protagonistas, planteando sólo en la superficie la trama que rodea a estos ladrones de medio pelo, inmaduros y que viven lejos de la realidad de la vida cotidiana. ¿Un quiero y no puedo de la directora, o un intento de mostrarnos, sin intervenir en exceso en la historia, esta realidad? Tengo mis dudas.