En plena edad de oro de la carrera de Mel Gibson, en 1990, el actor sorprendió a propios y extraños con la interpretación del siempre complicado y profundo papel de Hamlet. Sin embargo, sin miedos ni cortapisas, Gibson no se lanzaba al vacío sin red, sino que se implicaba en un proyecto robusto y serio, para trasladar al cine otra versión de la obra de Shakespeare, con una serie de características que prometían resultado más que notable.
En primer lugar señalar la dirección de Franco Zeffirelli, todo un referente del cine. Este serio y particular director italiano, tuvo la capacidad loable de evocar la historia del príncipe en la época en la que situó la acción el propio dramaturgo. En años de la edad media, cuando el reino de Dinamarca dominaba los mares del norte y sus relaciones con Inglaterra eran más que cercanas. En este aspecto, Zeffirelli fue capaz de llevar a la pantalla una espectacular ambientación, que describía perfectamente las costumbres, hábitos y vestuario de una época tan lejana. Por supuesto la localización en un extraordinario castillo, ayuda muy mucho a evocar aquella época.
En primer lugar señalar la dirección de Franco Zeffirelli, todo un referente del cine. Este serio y particular director italiano, tuvo la capacidad loable de evocar la historia del príncipe en la época en la que situó la acción el propio dramaturgo. En años de la edad media, cuando el reino de Dinamarca dominaba los mares del norte y sus relaciones con Inglaterra eran más que cercanas. En este aspecto, Zeffirelli fue capaz de llevar a la pantalla una espectacular ambientación, que describía perfectamente las costumbres, hábitos y vestuario de una época tan lejana. Por supuesto la localización en un extraordinario castillo, ayuda muy mucho a evocar aquella época.
Además de estos grandes detalles, hay que llamar la atención en el casting. Además de Mel Gibson, la estrella del momento y un buen reclamo para el espectador, del que luego hablaré un poco más extensamente, la película goza de una serie de actores de primera fila interpretativa. Glenn Close, Alan Bates, Paul Scotfield, Iam Holm, Helena Bonham Carter... son capaces de trasladar de forma casi teatral sus papeles de la gran obra Shakespiriana. Con una capacidad interpretativa importante, los actores van desgranando la triste historia de venganza y honor que rodea a este drama, en el que Hamlet, busca aliviar su dolor y el recuerdo de su padre fallecido.
Y aquí es donde pretendo comentar el papel realizado por mel Gibson. Se nota el esfuerzo realizado por el actor por introducirse en el pellejo del príncipe danés. Creo que su interpretación es buena, muy rotunda en emociones y gestos, llegando en algún momento a rozar la sobre actuación, pero siempre calibrando bien su papel, imagino, gracias a la mano del maestro Zeffirelli. Hay que valorar el cambio de rol del actor, aportando un halo de seriedad y clase a su repertorio.
Y aquí es donde pretendo comentar el papel realizado por mel Gibson. Se nota el esfuerzo realizado por el actor por introducirse en el pellejo del príncipe danés. Creo que su interpretación es buena, muy rotunda en emociones y gestos, llegando en algún momento a rozar la sobre actuación, pero siempre calibrando bien su papel, imagino, gracias a la mano del maestro Zeffirelli. Hay que valorar el cambio de rol del actor, aportando un halo de seriedad y clase a su repertorio.
Posiblemente la versión que más me gusta del personaje, no solo por los actores y actrices, sino también y de forma importante, por el tratamiento de la época y su ambientación, que creo muy acertada a la hora de llevar a la pantalla esta terrible y maravillosa tragedia de Shakespeare. Ah... y por supuesto visionarla en versión original es imprescindible.