1981, Nueva York. La comunidad gay esta logrando presentarse ante la sociedad como una realidad viva. Su manera de demostrarlo, además de que algunos ya no se esconden, es defender la libertad sexual, herramienta que usan para luchar por el derecho a su propia tendencia ante una sociedad que todavía les mira mal y les considera diferentes. En esos momentos de libertad y en algunos casos de libertinaje, comienza a aparecer en el entorno de la comunidad gay una extraña enfermedad, de la que los médicos no solo no tiene explicación, sino que además ocultan y evitan. El problema es que es mortal, afecta al sistema inmunológico y en un principio, ataca unicamente a homosexuales. Acaba de aparecer en el mundo el SIDA.
Este film televisivo de HBO, cuenta con la participación, en su papel protagonista, del actor Mark Ruffalo, que encarna a un escritor y guionista de televisión, homosexual, que ante la aparición del llamado cáncer gay, toma protagonismo junto a otros miembros de la comunidad de Nueva York. Poco a poco van perdiendo amigos, amantes y parejas, en un proceso terrible, donde pocos médicos les atienden y en un escenario donde las instituciones, el gobierno y la sociedad, cierra los ojos y da la espalda al sufrimiento del mundo homosexual. Una de las doctoras que desde el principio se presta a atender a los enfermos esta interpretada por Julia Roberts, tomando el papel de una inválida mujer en silla de ruedas, pero luchadora y defensora de los derechos de sus pacientes, ante la incomprensión de la comunidad de médica y de las administraciones americanas de las que depende la sanidad del país.
La película tiene un doble planteamiento. Por un lado, el papel de una comunidad que se asocia y lucha por sus derechos, donde nuestro protagonista, Ruffalo, tiene un papel más beligerante y problemático que sus compañeros, resultando en algunos momentos realmente incomodo. El hecho de que el mundo gay tenga que reconocer que la enfermedad proviene de las relaciones sexuales, ataca su pilar de lucha, con la que sus miembros defienden su tendencia, que tanto les ha costado reclamar como propia y libre. Por otro, las historias íntimas de amistad y amor, que se van destruyendo ante el avance de esta mortal enfermedad. Las dudas, las fidelidades y el miedo a padecerla, sobrevuelan la realidad personal y sentimental de los protagonistas.
La película tiene un doble planteamiento. Por un lado, el papel de una comunidad que se asocia y lucha por sus derechos, donde nuestro protagonista, Ruffalo, tiene un papel más beligerante y problemático que sus compañeros, resultando en algunos momentos realmente incomodo. El hecho de que el mundo gay tenga que reconocer que la enfermedad proviene de las relaciones sexuales, ataca su pilar de lucha, con la que sus miembros defienden su tendencia, que tanto les ha costado reclamar como propia y libre. Por otro, las historias íntimas de amistad y amor, que se van destruyendo ante el avance de esta mortal enfermedad. Las dudas, las fidelidades y el miedo a padecerla, sobrevuelan la realidad personal y sentimental de los protagonistas.
Un película muy realista y dura, en la que se refleja el abandono de la administración de EEUU, mientras que Europa se investigaba y se tomaba ciertas decisiones para luchar contra el posteriormente llamado SIDA. Un apunte, Reagan aprobó un presupuesto para la investigación de la enfermedad en 1985, cuatro años después de su aparición, y con miles de muertos enterrados. Aún así el dinero destinado era muy escaso. Pasarán años, para que el mundo tomara en serio uno de los males más mortales de nuestra historia más cercana, y frente al que nunca hay que bajar los brazos.
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