Vibrante, sorprendente, brillante, mareante e incluso cargante, son adjetivos que vinieron a mi cabeza a lo largo del visionado de la primera temporada de "Hannibal". Esta serie diferente y novedosa, nos presentó en su primera temporada, una visión nueva y renovada de la figura de Hannibal Lecter, aquel asesino intelectual y culto que protagonizó hace unos años una serie de películas, basadas en los libros de Thomas Harris. En esa temporada Hannibal es interpretado por Mads Mikkelsen, logrando una interpretación tan oscura como desasosegante, muy en la línea de su personaje. El papel de Will Graham, investigador del FBI y alma gemela, dotado de una visión escrutadora de los crímenes cometidos, está interpretado por Hugh Dancy. Por último y cerrando el trío protagonista, el jefe del FBI, Jack Crawford y padrino de Graham, lo encarna el actor Laurence Fishburne.
El último capítulo de la primera temporada, deja a Will Graham encerrado en un manicomio, acusado de los asesinatos investigados. Lecter ha sabido manipular su mente y los detalles que rodean las muertes, por lo que el FBI, ha tomado a Graham como el asesino que no es, hasta el punto, que él mismo duda de su propia inocencia. La segunda temporada comenzó, con nuevos asesinatos decorados con una estética muy compleja y especial, como venía siendo costrumbre en al serie. Con Graham en el manicomio y Hannibal Lecter colaborando con el FBI. Lo importante de esta temporada es la evolución psicológica de Graham, que lucha por convencerse a sí mismo de su inocencia, después por demostrarla al FBI y por último, y no menos importante por desenmascarar al propio Hannibal para lo que tendrá que disfrazarse del ser que Hannibal anhela que sea, creando un complot, una simbiosis entre ambos protagonistas, logrando diálogos brillantes. El juego de engaño que sobrevuela cada capítulo, en los que sendos personajes colaboran al despiste, logran atrapar al espectador.
Si a esto añadimos nuevos asesinos, que de una manera u otra colaborarán con Hannibal y Graham como herramientas de su propia defensa o venganza y la aparición de nuevos personajes, que nos recuerdan su aparición en alguna de las películas llevadas al cine, el resultado logrado, es potencialmente superior a la temporada anterior. Desde luego la serie no abandona la aparición de la simbología que acompaña a los personajes principales, como paralelos a su propio ser. El gran ciervo o el ser oscuro y cornudo, misterioso y casi místico, que aparecen ciertos capítulos, conjugan una imaginería clave en la tendencia visual de la serie.
Como decía, una temporada con una fuerte capacidad visual, casi mística. Conjuga las tramas con un guión, menos complejo que la temporada anterior, pero no por ello menos profundo y sólido. Respecto a las interpretaciones, el trío protagonista cumple perfectamente las espectativas creadas, acompañado de una actuación, sino clave, si importante de la actriz Caroline Dhavernas, interpretando a la Dra. Alana Bloom. Su aportación basada en su lucha interna entre su amistad por Graham y su velado pero real deseo por Lecter, logra hacerse un hueco en la trama compleja del juego de asesinatos y psicología de los personajes.
La banda sonora y el montaje logran definitivamente crear el ambiente deseado y de suspense que la serie pretende imponer al televidente. Su final brusco, brutal y terrible, genera muchas dudas sobre como continuará la tercera temporada, aportando una expectación importante sobre su devenir. ¿Qué nos deparará el futuro? Una temporada difícil de superar, consolidado la impresión la marca de "diferente" en una serie referente por su individualidad y, por qué no, intelectualidad.