"Victoria pírrica" es un concepto utilizado en la historia, primero bélica y después también política y socialmente hablando, con el que se patentiza que una victoria, por muy convincente que fuera, no crea el provecho ni las consecuencias buscadas por el vencedor en el momento de la confrontación, llanamente y explicado con mis propias palabras. Su origen lo encontramos en la figura de Pirro, rey de Epiro, que durante gran parte del siglo III a.C. dominó la escena bélica en Grecia, Italia y Sicilia. Este nº 43 de Desperta Ferro correspondiente a la sección de Historia Antigua y Medieval, dedica sus páginas a este personaje, con una primera entrega dedicada a su vida entre los años 307 a.C. y 272 a.C.
Lo primero, antes de entrar a confrontar al lector con el personaje, el primer artículo de este número nos sitúa en Epiro, su historia y sus influencias en el norte de Grecia, como vecino de Macedonia y Tesalia, compartiendo con estos territorios lazos familiares, guerras y, como no, la herencia de Alejandro Magno, geográficamente hablando y en la figura de los diádocos y sus luchas por el poder. En un segundo artículo se describe la azarosa juventud de Pirro, que en mi opinión comparte ciertos paralelismos con la juventud de Alejandro de Macedonia, quien como él, sufrió los vaivenes dinásticos en su tierra, su papel como rehén en otros reinos y su capacidad de revolverse y hacerse con el poder años después. Todo esto englobado en una situación geopolítica muy compleja debido a las guerras de los diádocos, que entonces asolaban Grecia y todo su entorno geográfico.
A partir de aquí y ya con Pirro como líder de Epiro y en plena confrontación con sus vecinos, a quienes incluso a lo largo de unos pocos meses gobierna como rey de Macedonia, Desperta Ferro dedica sus artículos a analizar el potencial bélico y algunas batallas de este periodo de su vida y, particularmente hablando, de su aventura en la península itálica y la guerra contra una emergente Roma. Dos artículos describen el salto de Pirro a Italia y las dos batallas más importantes que le enfrentaron a Roma: Heraclea y Ásculo. Ambos contendientes contaban en sus filas con aliados itálicos, sobre todo Pirro, que perdió gran parte de sus tropas griegas en su paso por el Adriático, aunque demostró sobradamente sus grandes dotes como estratega. Complementa esta información un pequeño pero jugoso reportaje sobre Ásculo y el problema de la interpretación de las fuentes que narraron esta batalla. Los tres últimos artículos versan sobre la estructura y organización del ejército de Pirro, desde sus tropas hasta el concepto del campamento militar y su comparación con el romano, finalizando con un curioso apartado dedicado a la coraza de Pirro descrita en las fuentes, con lo que aprovecha su autor para describir este elemento tan importante en la panoplia militar de aquella época.
Un buen número, que tendrá su continuación próximamente y que dedicará al apasionante personaje de Pirro, por lo menos un número más, como protagonista de una época convulsa, en la que unos países, antes todopoderosos, decaen y otros se encuentran en el albor de su nacimiento y próspero futuro. Interesantísimo.
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