La editorial Libros de Asteroide ha publicado recientemente la última novela de la escritora galesa Carys Davies, novelista reconocida especialmente por su obra debut, Oeste. La trama gira alrededor de un pobre y joven clérigo de la Nueva Iglesia Libre de Escocia, quien necesitado de ganar ciertos emolumentos para iniciar su nueva evangelización lejos del control de los grandes terratenientes escoceses, se ofrece para viajar a una recóndita y solitaria isla cercana a las Orcadas, para anunciar a su único habitante que debe desalojar aquella tierra conforme a la novedosa ley de Desalojos promulgada en el país. Todo comienza con un repentino naufragio y el hallazgo por el habitante de la isla de una foto enmarcada de una joven y bella mujer.
Davies enmarca esta deliciosa y profundamente humana novela en un momento crítico del siglo XIX en Escocia. Por un lado, en 1843 se produce la Gran Ruptura de la Iglesia Escocesa. Un importante número de clérigos escoceses, casi un tercio del total, se escinden de aquella Iglesia con la pretensión de salir del dominio de patronazgo de los grandes señores de las Tierras Altas, quienes tenían la potestad de elegir a los sacerdotes que ensañarían la palabra de Dios en sus latifundios. Esto implicó la pobreza de aquellos convencidos en enseñar el evangelio en lengua escocesa e implantar una novedosa evangelización para el pueblo llano. Por otro lado, los grandes terratenientes aprueban en el parlamento escoces la ley de Desalojos, mediante la que obligaban a desahuciar de sus grandes propiedades a aquellos que trabajaban sus tierras, con la pretensión de dedicarlas a grandes cosechas y al esparcimiento de ganado libre, con lo que se quitaban de encima a los molestos habitantes que apenas podían pagar sus rentas.
En este escenario de penuria y pobreza para una país ya por si lleno de desigualdades y pobreza, es donde el protagonista, llamado John Ferguson, aparece viajando a aquella recóndita isla con la desagradable e inhumana misión de echar a su único habitante. La necesidad de cierta economía para mantener a su joven esposa y fundar su propia parroquia le lleva a surcar el Mar del Norte entre tormentas y terribles vientos. Sin embargo, un contratiempo inesperado y el encuentro casi fortuito con Ivar, aquel hombre solitario, le lleva a combatir con el tortuoso y terrible cargo de conciencia de tener que informarle del desalojo de la que hasta entonces ha sido su única casa y hogar. Aquella situación les llevará a mantener una relación de dependencia en la que uno y otro, a su manera y con la complejidad del desconocimiento del peculiar y casi extinto idioma hablado por Ivar, comenzarán a estimarse en el marco incomparable pero terriblemente duro de aquella solitaria isla.
En este trasiego, entorpecido por cierto desencuentro derivado de la foto de aquella joven mujer, la autora aprovecha para mostrar al lector el aprendizaje del idioma nórnico, llamado a extinguirse, pero como suele ser habitual en las lenguas arcaicas, lleno de significados, belleza y sentido de terruño y enraizamiento. De esta manera, a la relación plenamente humana y profunda que va uniendo a estos hombres, se unen las bellas descripciones de un lugar asolado por la climatología, donde las aves, el viento, las olas y la visión casi perenne de las nubes y los cielos plomizos, dibujan un escenario lleno de belleza y dureza, de presencia y herencia de lo meramente humano ante la inmensidad de la naturaleza.
Gracias a la presencia de John, Ivar y la siempre presente, Mary, la mujer de la foto, Carys Davies construye una bellísima novela que, en sus apenas doscientas páginas logra embaucar al lector por su lenguaje, sensibilidad y capacidad de describir por igual, aquel paisaje lejano y ventoso, y los sentimientos volcados por los personajes en su desconocimiento y descontrol de lo que sucede a su alrededor y del destino que les depara aquel encuentro entre quien espera servir bien a Dios, quien vive su vida monótona felizmente día a día, y quien depende de las decisiones tomadas en un mundo de hombres. La autora maneja a la perfección a sus tres protagonistas, zarandeados por aquel momento histórico en Escocia, en el que carecen absolutamente de la capacidad de manejar su propia vida, en su dependencia de los signos y las leyes promulgadas por el hombre, mientras conviven en un escenario extremo y primigenio, y, sin embargo, tan definidor de lo que el destino les pueda deparar. Preciosa y profundamente humana novela que recomiendo sin temor a equivocarme. Puro sentimiento, mediante el que la naturaleza humana liga, enlaza, con todas sus consecuencias con su entorno, con el lugar recóndito y temporal que le tocó vivir, en definitiva, con su hogar.
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