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jueves, 8 de agosto de 2024

"Deadpool & Wolverine"

 

Como ya comenté en la reseña que publiqué en su momento de la primera película de Deadpool, mi querencia por el personaje viene de lejos, de mi afición por los cómics, entonces desmedida y ahora más controlada. Ya en aquella ocasión, reconociéndole sus inconsistencias, ya comenté que la película me gustó mucho, especialmente por la imagen cuidada y fiel de uno de los personajes más controvertidos y heterodoxos del universo Marvel, aquel a quien reconocíamos como Masacre junto a otros apelativos como el mercenario bocazas. Años después, disfruté menos de su segunda parte, aunque la inclusión del personaje de Cable potenció la necesaria presencia de alguna reconocida figura de Marvel más allá de un soseras Coloso y poco más. Cuando se divulgó la posible participación del Lobezno de Hugh Jackman en la tercera parte de la saga protagonizada por Deadpool, las expectativas crecieron y crecieron, hasta confirmar en su estreno de este verano, el acierto de su aparición, formando una explosiva y acertadísima pareja.
Pues bien, debemos localizar la trama de ésta peli dentro del fregado insoportable y desastroso que montó Marvel, tanto en cómics como en sus adaptaciones al cine, del llamado Multiverso, un entramado de viajes en el tiempo, duplicidad de personajes y búsqueda de nuevos frentes argumentales para revitalizar un universo aparentemente en fase de descomposición. El resultado, como vaticinamos unos cuantos, ha resultado desastroso, por la variedad insondable e inabarcable de variables y cruces de tramas inconexas y definitivamente inteligibles. Sin embargo, en base a esta marabunta, los productores de Deadpool han aprovechado para reunir a sus protagonistas y aportar al film una serie localizaciones, personajes y escenarios muy proclives a enriquecer su particular universo, más allá de aprovecharlo para realizar mil y una chanzas de este asunto. A esto se suma que Disney, por fin se hiciera con los derechos que Fox tenía sobre los X-Men y los 4 Fantásticos, entre otros, para introducir en la trama mil y un sketchs relativos a aquella época en que Fox realizó no pocas pelis con aquellos personajes como protagonistas, incluyendo a su más famoso y eficiente figura, Lobezno. El aprovechamiento de todo ello es enorme en un sin fin de chistes, descojones y burradas, potenciando al personaje hasta el infinito, dentro de su característica propia. Si bien, esta circunstancia pueda agotar a unos, a otros no llena de pleno regocijo y celebración.
La trama gira alrededor de un Deadpool que se tiene que enfrentar a un malvado personaje que le ofrece una oferta relacionada con el Multiverso y la posibilidad de controlar y recuperar su particular escenario vital y evitar que desaparezca junto a sus seres más queridos. En este complicado y enrevesado escenario que no voy a intentar explicar, el protagonista decide encontrar al Lobezno más receptivo y accesible entre las decenas de sus escenarios que  conocemos en las historias de Marvel, para reinvertir ese proceso de destrucción y lograr salvar la situación. Pero en el transcurso de ese combate descenderán hasta la tierra del Vacío, donde los restos innecesarios y desechables del Multiverso conviven en una especie de escenario que recuerda mucho al universo de Mad Max. Y hasta aquí sigo, porque la trama que se desarrolla en la película, en definitiva, es el medio necesario para presentar al espectador todo un sin fin de escenarios, chistes, combates sangrientos y múltiples y divertidísimos cameos. En realidad, poco me importa la trama, aunque tenga algo de sentido en el Universo Marvel, cuando lo importante es el cómo, y no tanto el porqué.
La química entre Deadpool y Lobezno funciona al cien por cien, así como la nostalgia, acompañada de espectáculo, sangre y violencia, y kilos y kilos de parodia, desenfreno, obscenidad y desparrame de incontrolada verborrea. Insisto, si no conoces al personaje y no te gusta su perfil, no vayas a verla. No disfrutarás como yo, de sus miles de detalles, insultos, blasfemias y descojonos. Hacía tiempo que no me reía tanto en el cine, más allá de la capacidad visual y formal de una peli llena de acción, que si bien funciona a saltos en su metraje, es capaz de llenar sus dos horas con bastante acierto. Desde luego, es muy superior a una flojilla segunda entrega, y retoma con fuerza el carácter de la primera película, añadiendo la guinda del personaje de Lobezno, espectacular de principio a fin, y como colofón a un Hugh Jackman comprometido y que ya no tenía nada que perder tras aquella magnífica e indiscutible Logan. Y repito, al loro con los cameos y referencias al Universo de Marvel en su época de Fox, especialmente en los títulos de crédito finales. Impagables. 





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