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lunes, 12 de diciembre de 2022

"César. Las cenizas de la República" - Gisbert Haefs

 
Un centurión retirado a cargo de una taberna es elegido, digamos es forzado, para realizar una misión por encargo de unos personajes importantes de Roma. Debe acercarse a la Galia, donde se encuentran las legiones de Julio César, y entrar a su servicio como cocinero con la misión de seguirle y espiarle, a la espera de nuevas órdenes. Esta es la premisa con la que Gisbert Haefs comienza una novela que nos llevará de viaje alrededor de la figura del eminente y conflictivo hombre con el que terminará de lanzar sus últimos estertores la República Romana. Para ello, nuestro centurión Quinto Aurelio, seguirá sus pasos desde el comienzo de la guerra de César contra el jefe galo Vercingetorix hasta su muerte, asesinado bajo la estatua de su gran enemigo Cneo Pompeyo. 

Todo comienza allá por el año 53/52 a.C. Se acerca el ocaso de la República y Aurelio, acompañado en algunos tramos por otros personajes secundarios de interés para la historia que nos cuenta su protagonista, formará parte, de manera adyacente cual mero espectador, de hechos importantes de aquel tramo de la historia, como el asedio de Alesia, el famoso paso del río, digamos arroyo, Rubicón, el conflicto de César con Pompeyo y el comienzo de la Guerra Civil, la batalla de Farsalia, su posterior presencia en Alejandría y los combates casa a casa frente a los egipcios de Ptolomeo, hasta la conflictiva preparación de la campaña de Cesar contra los Partos y su muerte en Roma. De esta manera, el autor nos presenta de la mano de este curtido, sincero y fiel a su palabra, centurión, por aquellas fases de la historia de Roma. Mediante las conversaciones que se desarrollan a lo largo de la novela, el lector se adentra en las posturas geopolíticas y de poder de quienes tienen en su mano el futuro de la República, en juego desde que, tanto el Senado como algunos grandes hombres son discutidos por sus actos en la dirección de una Roma castigada por su política, sus decisiones y su dubitativa dirección política. Asuntos como la conflictiva posesión de la riqueza de unos pocos, la compleja posición de los pequeños propietarios, la implacable presencia de los esclavos en el día a día de una sociedad que mira más hacia la guerra o la búsqueda de poder y dinero, se entremezclan con el día a día bajo la sombra de César y una intermitente pero fiel historia de amor del centurión con una extraña mujer.

Como siempre, Gisbert Haefs cuenta su historia de la mano de personajes de ficción, siempre secundarios a los grandes personajes históricos sobre los que sobrevuela la novela. Sus conversaciones con ellos y acercamientos casi accidentales, hacen que nos enteremos de los hechos históricos por medio de terceros, lo que confiere libertad al autor en su forma de narrarlos sin interferir en el propio pensar y actuar de aquellos a los que la historia ha colocado en su espacio temporal. Esto es lo que hace de las novelas de Haefs algo tan sugerente e interesante, además de evitar poner en boca de sus protagonistas históricos invenciones innecesarias y salidas de tono.

Sin embargo, en este caso, el autor se salta al final de la novela esta premisa que suele conferir a sus novelas. En este caso, me refiero a los pensamientos que bullen en la cabeza de Julio César una vez conseguido el poder en Roma tras derrotar a los pompeyanos, en su decisión sobre como reformar y reconstruir Roma institucionalmente hablando, así como el porqué del proyecto de la campaña contra Partia. Es aquí donde el autor se atreve a poner en boca de Cesar algo que no sabremos nunca si fue así o son especulaciones, plausibles pero también inciertas. 

Por lo demás, la narrativa de Haefs me sigue gustando, por ese uso de los personajes de ficción tan bien insertados en la novela, tan bien definidos y perfilados, con  la naturalidad suficiente para ser creíbles y sestar integrados en la historia a contar. Su presencia suma a la verdadera historia de aquellos grandes y no tan perfectos personajes históricos. Sin embargo, hay un detalle nada baladí que me crea un problema en esta novela de la que hoy hablo. Haefs inserta entre los capítulos de la novela una serie de crónicas, similares a las Vidas de Plutarco, en las que se presentan las vidas y hechos de los personajes históricos más importantes de los últimos años de vida de la República Romana, entre los que se encuentran los hermanos Tiberio y Cayo Graco, Mario, Sila, Lúculo y Craso, Cicerón, Pompeyo, Catón y Bruto. Si bien nos informa detalladamente de sus vidas y las consecuencias sobre su paso por la  historia de Roma, es también muy cierto que me ha sacado repetidamente de la narración de la novela y, francamente me ha parecido una herramienta innecesaria. Más allá de esto, he disfrutado de la novela, de sus tramas secundarias y principales, así como de la visión que el autor ha transmitido de Julio César, gracias a un personaje imprescindible en este libro: me refiero al personajazo del veterano Quinto Aurelio, auténtico protagonista de la novela. 

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