En 1928, se publicó este libro que aúna varios relatos cortos sobre las circunstancias y vida de los soldados españoles localizados en las posiciones coloniales de Africa, cerca de Tetuán, tras los acontecimientos desastrosos sucedidos en Annual en 1921. José Díaz Fernández, el autor de estos relatos, formó parte del ejército que fue enviado a Marruecos, con la misión de estabilizar y recuperar los territorios perdidos en el desastre, por lo que su redacción está sacada de primera mano de sus experiencias vividas entre las patrullas, las largas guardias en distintas avanzadillas y la vida en retaguardia, en las ciudades controladas por los españoles.
Como he comentado anteriormente, la obra está compuesta por varios relatos, en principio no relacionados entre sí, pero que trasladan al lector, de una manera conjunta, la situación emocional y personal, del día a día de las tropas españolas, en Marruecos. José Díaz, joven, pero con un fuerte talante periodístico y marcado por sus ideas revolucionarias y vanguardistas, plasma en este completo escenario de la cotidianidad de la vida de la tropa, los pensamientos, las sensaciones y sus reacciones, frente a una guerra poco deseada, a la tensión generada en el frente y la relación del soldado con el pueblo nativo, especialmente, el sexo femenino. Precisamente lo erótico, que supura en la piel del joven soldado, encuentra cierto protagonismo en gran parte de la obra aquí reseñada, como si el propio recuerdo de España, produjera el deseo latente de los jóvenes soldados, por las mujeres, especialmente, las nativas de las cavilas.
La temática de los relatos es diferente en la forma y en el medio que cuenta y relata, pero similar en el fondo, que ronda las guardias, patrullas y retaguardia de nuestros soldados en el frente de Marruecos. Sobre este escenario, las historias de los jóvenes llamados a filas, rondan pequeños relatos, profundos en sentimiento y especialmente emocionantes en su espíritu, jugando entre el patriotismo del soldado y su propia rebeldía ante semejante situación, no solo ante el enemigo, prácticamente invisible, sino también ante los superiores jerárquicos, ejemplo a veces de autoridad inmisericorde y diferencia social.
El libro consta de siete relatos. Algunos como El blocao, El Reloj o Reo de muerte, nos trasladan directamente al frente avanzado, donde la vida y cotidianidad de la tropa en las pequeñas fortificaciones en la frontera o en zona de guerra, juega entre la tensión de determinados momentos y el aburrimiento de lo cotidiano, entre el calor y la falta de comodidades de los asentamientos avanzados. Otros como Cita en la huerta, Africa a sus pies o Convoy de amor, nos transmiten la vida de retaguardia que define el erotismo del soldado ante el sexo femenino que el autor pretende transmitir, frente a la figura de la mujer, ya sea como amante, como deseo sexual o como reclamo propio de una edad, en la que la propia sexualidad del joven que cumple en filas, excede por momentos sus deberes, y juega con el vicio y el deseo, conjugado entre el cuartel y las guardias interminables. Y por último y no menos importante hay un relato, Magdalena roja, marcadamente político y revolucionario, donde se representa el pasado y presente de la ideología social y reivindicativa de un sector importante de la soldadesca. La imagen de una mujer anarquista comprometida con su ideología, frente al soldado que no ha sabido luchar contra el estado social y político del momento, porque defiende el patriotismo y la defensa de sus compañeros, es quizás el relato más controvertido e interesante de los aquí mencionados, marcando ideológicamente, el perfil progresista del autor.
Con apenas cien páginas, esta edición publicada por Ediciones del Viento, viene acompañada de una serie de fotos la época. De lectura sencilla, se pueden leer los relatos de manera independiente, pero el conjunto del libro, da una visión clara y rotunda de la situación de las tropas españolas y sus sentimientos, en los diferentes blocaos y puestos adelantados, así como su vida diaria, a veces aburrida y otras libertina, en el cuartel o en la retaguardia. Un complejo conjunto de sensaciones, vividas en los jóvenes que tuvieron que defender a su país, a veces sin sentimiento patriótico, pero siempre con la idea de cumplir con el compañero que se tiene al lado, aunque sólo sea por el propio espíritu se supervivencia.