Hace unos meses adquirí un
librito titulado “La guerra de Granada” editado por la Diputación de Granada.
Está escrito por el profesor Miguel Angel Ladero, catedrático de Historia
Medieval de la Universidad Complutense de Madrid. Leyendo el currículum del
autor podemos esperar de este libro, cuando menos, un estudio serio sobre los
últimos coletazos musulmanes independientes en la península ibérica. Y
efectivamente es así. No es un libro especialmente prolijo en páginas. Más bien
nos encontramos con un pequeño ensayo dirigido al público profano que pretende
hacer un primer acercamiento a esta etapa importante de nuestros últimos años
de historia medieval. El ensayo en si solo tiene 93 páginas y se complementan
de 40 páginas más correspondientes a los Apéndices, los que engloban,
bibliografía, textos originales,
glosario e índice de lugares, además de dos mapas y multitud de
fotografías.
El libro se divide en tres partes
bien diferenciadas. En la primera se dedica a ponernos en conocimiento de la
situación previa a la conquista de Granada, tanto de los reinos cristianos como
de las luchas intestinas musulmanas. Lo complementa con una pequeña introducción
de cómo eran las formas de hacer la guerra en esa época, dando mucha
importancia a la introducción de las armas de fuego, especialmente en los
elementos de asedio y la artillería de campaña, por supuesto para beneficio de
los ejércitos castellano/aragoneses. Si bien especialmente Aragón, tenía
problemas con el reino de Francia al respecto de territorios en ultramar, las
rencillas dentro de Castilla habían acabado e Isabel se había consolidado
definitivamente, haciendo de la unión de las dos coronas una potencia militar muy
poderosa.
La segunda parte se dedica
específicamente a analizar las distintas campañas que se sucedieron a lo largo
de la guerra hasta provocar la caída definitiva de Granada. La toma de Zahara
en 1481 y de Alhama en 1482 fueron los detonantes que provocaron y dejaron ver
a los Reyes Católicos las buenas posibilidades que había para realizar la
conquista. Bien es verdad que el reino Granadino estaba ocupado en una guerra
intestina entre miembros de la misma familia gobernante, lo que propiciaría que
poco a poco las tropas cristianas y a lo largo de 10 años, fueran ocupando
grandes territorios alrededor de Granada, terminando por estrangularla. Unas
ciudades caían sin esfuerzo y prácticamente sin derramamiento de sangre, otras
se resistían ferozmente ante la invasión cristiana, como es el caso de Málaga y
Baza.
La tercera y última parte se
dedica a explicar la figura de las Capitulaciones y el destino de los vencidos
y los vencedores. Es interesante leer las distintas condiciones en las que a lo
largo de los años las ciudades y sus ciudadanos rindieron y firmaron unas
capitulaciones que en general eran bastante benévolas con los perdedores. Bien
es verdad que con el paso de pocos años, estos beneficios se verán menoscabados
debido sobre todo, a la colonización de cristianos en la zona y a la presión
jurídica, fiscal y religiosa que sufrieron los musulmanes que decidieron
quedarse en la península. Finalmente muchos de los que no se fueron
inicialmente dirección a Africa, tuvieron que hacerlo años después.
En definitiva un texto que
resulta una buena introducción a las bases y estructuras de la guerra que se
llevó a cabo por el dominio de Granada y su reino. Corto en páginas pero
suficientemente claro y sencillo para que en una primera aproximación podamos
hacernos a la idea de la que fue la penúltima campaña por conseguir la unión de
los reinos peninsulares. Todavía quedaba Navarra, pero eso es otra historia.