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miércoles, 23 de abril de 2014

"La Diligencia"

John Ford, cuando estrena la película que hoy reseño, en 1939, no era un director desconocido. Tenía en su historial una serie de películas relevantes, como "María Estuardo", "El delator" o "La patrulla perdida". Sin embargo, sus películas dedicadas al western, con las que comenzó su carrera, no habían pasado de ser meros films de género menor, que no habían llamado la atención al público en general. 

Sería en 1939, cuando este director da un salto cualitativo en la dirección cinematográfica, estrenando tres películas que quedarán en la retina del aficionado. "Capitanes intrépidos", "El joven Lincoln", que ya ha sido reseñada en este blog y "La diligencia", sobre la que hoy tratamos.
Dos circunstancias se unen en la valoración de esta película como un clásico inigualable. Por un lado, la introducción en la trama clásica del western, de historias más profundas y humanas, que unidas a la típica historia, llevada hasta entonces en estas películas, donde el protagonista tiene que vengarse de los asesinos de algún familiar y se enamora de la chica guapa, hacen un conjunto más uniforme y cercano al espectador. Por otro la eclosión de una estrella clave en el firmamento del cine y sobre todo en su asociación con el director John Ford: John Wayne.
La historia, ya conocida por todos los amantes al cine, versa sobre un grupo heterogéneo de pasajeros que ocupan una diligencia que debe cruzar territorio apache, durante el levantamiento de Gerónimo. Los caracteres diferentes y opuestos, chocarán durante el trayecto, en el que iremos conociendo las historias paralelas que protagonizan la vida de los personajes. Una mujer de mal vivir, la esposa embarazada de un militar, un viajante de Whisky, un doctor borrachín, un jugador de cartas y además ex soldado confederado, un misterioso y gruñón director de banco, un ex presidiario que busca venganza y el sheriff, que como escolta, acompaña al conductor de la diligencia. Todos ellos pretenden llegar sanos y salvos a su destino.
Muchas características especiales de esta película merecen ser comentadas aquí. Por un lado el tratamiento de los personajes, tan variopinto y profundo, que personaliza cada uno de ellos de una manera especial. En el trayecto del viaje, las personalidades rozan y se repelen, ya sea por una guerra pasada, por diferencia de clases, por su situación ante la ley, o simplemente por la molestia de tener que compartir el viaje en una incómoda y pequeña cabina de la diligencia. Las miradas, gestos y frases fuera de tono, no hacen sino, aumentar la hostilidad y desconfianza de determinados viajeros. Sin embargo John Ford, escudriña en su pasado y pretende demostrar al espectador, que nunca las apariencias nos muestran la realidad, sobre la bondad, generosidad o buena intención de sus personajes. Conforme va desarrollándose la trama, en la que se intercalan un historia de amor y más de una amistad, el director va desenmascarando a algunos de sus protagonistas y descubriéndonos la realidad y la verdadera cara de otros. Sin duda, Ford se queda con los excluidos, los apartados, convirtiéndoles en auténticos héroes de esta gran película coral.
Si a todo este entramado de caracteres, unimos la utilización magistral de la cámara, descubrimos porque John Ford es uno de los más grandes directores de la historia del cine. Las imágenes que transcurren en la posada en la que los protagonistas pasan una noche, son impactantes por el uso de la luz y las sombras, con una fotografía llena de sentimiento, intimidad y detalles visuales. Además, no olvidemos su dominio sobre las escenas centradas en el magnífico paisaje y en las escenas de acción, sobre todo en la persecución de la diligencia por los indios, donde el travelling y las imágenes de los apaches galopando y los tiradores defendiendo la diligencia, han pasado a la historia.
En conjunto, una película ya clásica, que disfruta de un plantel de buenos actores y actrices, entre los que destaca el oscarizado Thomas Mitchell y que, para muchos es uno de los mejores westerns de la historia. Aúna acción, guión, personajes, técnica y una espléndida bso, convirtiendo a John Ford una leyenda de la dirección.