Son casi incontables las veces, en las que el famoso duelo de pistoleros ocurrido, en el OK Corral de Tombstone, entre los hermanos Earp y su amigo Hollyday, contra los hermanos Dalton y amigos, ha sido llevado al cine. Sin duda alguna, la película que reseño hoy, es una de las mejores versiones clásicas realizadas en la época de oro de Hollywood, junto a la realizada por Ford en Pasión de fuertes.
Sería el director John Sturges, el encargado de llevar a la pantalla, en 1957, la famosa historia, de este duelo entre pistoleros. Pero todo tiene un comienzo, y en este caso, el director pretende contar al espectador la especial amistad de Wyatt Earp y Doc Hollyday. El primero, vaquero legendario, se nos presenta como agente de la ley, en el papel de sherif de Dodge City. El segundo, ex dentista y famoso jugador, pendenciero y pistolero consumado. Ambos, por diversas circunstancias, labran una especial y a veces conflictiva amistad, que les llevará a unirse, junto al sherif de Tombstone, el hermano mayor de Earp, Virgil, contra Dalton y amigos, propietarios de un rancho y gran número de cabezas de ganado.
Por supuesto, y atendiendo al misticismo que existía sobre estos personajes en la época dorada del género del western en el cine, nuestros dos protagonistas, representan el bien, la amistad y la justicia, mientras que los Dalton y sus secuaces, son la maldad personificada. Sin embargo todos sabemos, que las diferencias entre unos y otros, estaban basadas fundamentalmente en quién llevaba la estrella de sheriff en el pecho. A parte de esto, los intereses en negocios, partidas de cartas o títulos sobre minas, era lo que enfrentaba a distintos clanes que pretendían dominar un territorio.
Independientemente de estos datos más o menos históricos, debemos concentrarnos en la película. Y ciertamente, nos encontramos ante una producción notable, que goza de la participación de dos de las estrellas masculinas más rutilantes y espectaculares de la época: Burt Lancaster y Kirk Douglas. Con esta baza y la gran dirección de John Sturges, creador de grandes películas de género, como "Los siete magníficos" o "El último tren a Gun Hill", logramos visualizar una gran producción. La película funciona como un río al que se van uniendo distintos afluentes, hasta desembocar en la gran conclusión de la historia, en el duelo en OK Corral. Todo comienza con el encuentro de los protagonistas, que por circunstancias o de la historia, confluyen sus vidas en otras ocasiones, llegando a forjar una fuerte amistad, a pesar de las dudas de los hermanos de Earp. Además paralelamente, la relación tormentosa de Doc con una mujer de dudosa reputación y sus encuentros con Ringo, otro consumado pistolero, conforma una historia que desencadenará ciertos acontecimientos. Además la idea de la familia, de la fidelidad de los hermanos y su compromiso a ayudarse entre ellos, es la base sólida de una trama que casa bastante bien con la historia real.
"Duelo de titanes" es uno de esos westerns perdurables, que representan la amistad y la capacidad de ayuda entre los protagonistas, que ante el peligro, ponen su vida en riesgo, por encima de todas las cosas. Una fotografía poderosa, un montaje perfecto, en el que el director, estructura la película de manera metódica y una grande, grandísima bso del compositor Tiomkim, son la base de las dos nominaciones que obtuvo el film, tanto al mejor sonido y al mejor montaje en 1957. No olvidemos, por supuesto, la canción que protagoniza la presentación de la película y que a lo largo del metraje aparecerá repetidamente y que inevitablemente perdurará en nuestra memoria.