No sabéis con qué ilusión esperaba esta tercera temporada de la serie de la BBC "Luther" protagonizada por Idris Elba. Las sensaciones, no solo en mi caso, sino entre los aficionados, habían sido tan buenas, que sin duda, habíamos elevado a este personaje al limbo de los grandes. Sus dos primeras temporadas, tanto por su dureza y violencia, como por esa desesperación reflejada por el protagonista, unido a unas tramas bien remendadas que mezclaban la vida personal del detective con una serie de casos sorprendentes y muy bien presentados, habían creado una atención especial por este producto de la BBC.
Sin embargo, a pesar de mantener semejante línea argumental, es decir, que la serie nos presenta paralelamente, la complicada vida de Luther, mientras se resuelven un par de casos policiales, el embrollo creado entre las tramas de esta tercera temporada, nos llevan por un laberinto argumental en el que uno se puede despistar fácilmente. Por un lado, se nos presenta una nueva relación sentimental de Luther, que en principio parece que puede funcionar. A su vez, un equipo de asuntos internos investiga obsesivamente, los antiguos casos relacionados con nuestro protagonista, implicando al compañero de Luther, que tiene que decidir entre sus sentimientos y la investigación llevada a cabo. Y por último, como es natural, un par de casos, que la policía debe investigar, mientras Luther no sale de su asombro con lo que le sucede a su alrededor. Por cierto, estos dos casos, resultan casi delirantes, llevados a extremos de difícil comprensión y que además se resuelven de manera artificiosa, sobre todo el segundo de ellos, en el que una conocida y antigua delincuente saltará a la palestra para ayudar al policía. Y todo ello pillado por los pelos en la línea argumental.
En definitiva, esta temporada, por cierto dotada de cuatro capítulos, ha dado un paso atrás en lo que se refiere a un guión bastante enrevesado y en muchos casos carente de sentido y orientación. Los actores, como siempre han realizado un buen trabajo, es más, gracias a su presencia, la serie aguanta unas tramas mal hilvanadas, que nos dejan un regusto agridulce. Las frases de Luther y su sombra alargada, hacen que la serie aguante estóicamente estos claroscuros argumentales. Espero que el problema del guión se arregle en una próxima temporada, porque, lo que no tengo ninguna duda, es que el personaje de Luther, no está acabado y tiene mucho más recorrido. Solo hay que resituarlo y cómo no, dotarlo de un guión, por lo menos tan solvente y brillante como en sus dos primeras temporadas.
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