Ya tenemos de nuevo a los Byrde en los Ozark haciendo de las suyas, en una nueva temporada estrenada hace unos meses. Lo que sucede es que esta vez, la plataforma Netflix, creadora de la serie, ha decidido programar y estrenar solo la mitad de la temporada, en un afán por alargar ésta en dos entregas distanciadas una de la otra, para desgracia de los espectadores. Esta mala praxis deja un sabor de boca indefinido, desagradable, al disfrutar de una serie de capítulos y dejarnos con las ganas de saber más, pero también con una sensación extraña, como si la serie, en su primera parte se alargara sin remedio, a la espera de la programación de su segunda parte, en la que seguro se irán resolviendo todos los contubernios que se hubieran creado. Vamos, que este sistema, en mi opinión, no resulta en absoluto positivo para el aficionado, obligado a esperar el final de la temporada unos cuantos meses.