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jueves, 24 de diciembre de 2020

"Mank"

1940. Orson Wells tiene vía libre en RKO Pictures para dirigir su nueva película. Por ello contrata a Herman J. Mankiewicz para que realice un guion a la altura de las circunstancias. Para ello, traslada al guionista hasta un pueblo recóndito junto con un equipo de secretarias, para mantenerle alejado del alcohol y volcarse en la escritura del que será uno de los grandes clásicos del director y del cine de los años 40: Ciudadano Kane. David Fincher, de la mano de Netflix, hace realidad un antiguo guion de su padre, Jack Fincher, mediante el que nos traslada a la mente de Makiewicz durante los sesenta días en que, convaleciente de un accidente de coche, construye aquel guion basado en la vida del magnate de la prensa William Randolph Hearst. Su estructura acoge un buen número de flashbacks a los años 30, en los que se fundamenta la relación del guionista y protagonista, entonces contratado por la Metro Golden Mayer,  con el magnate, su protegida y el propio Mayer. De aquella relación y sus consecuencias nacerá la base de la película que encumbró a Orson Wells.
Han tenido que pasar seis años y dos temporadas (1 y 2) de la serie Mindhunter, para poder disfrutar de nuevo de una película del que considero uno de los mejores directores de los últimos veinticinco años. Y lo ha hecho a lo grande, aunque desgraciadamente no de la mano de las salas de cine, para mostrarnos la creación de uno de los mejores guiones de la historia y la personalidad, vida e ideales de su creador, Herman J. Mankievicz, conocido por sus más allegados como Mank. Para ello, ha apostado por dirigir una película de corte clásico y en blanco y negro, acercándonos de esa manera a la época de oro del cine de Hollywood. Dos tramas paralelas transcurren durante las más de dos horas de metraje. Por un lado el devenir de la elaboración del guion y, por otro, una serie de flashbacks al pasado del guionista, claves para entender lo que su mente traslada a su guion. Ambas líneas corren paralelas para converger en el sentido, de mostrar al espectador el porqué del traslado a las pantallas del personaje de William Randolph Hearts, antes amigo y protegido del guionista, hasta descubrirnos los hechos que les separó de manera tan definitiva, años atrás. 
En Mank, Fincher vuelca parte de la Historia del cine y de los EEUU durante la época de la Depresión en los años treinta. El socialismo se hace sitio en un país herido de muerte por la crisis, el paro y la migración entre los estados, en búsqueda de trabajo y comida. Mientras, algunos emporios cinematográficos, como la Metro Golden Mayer, están en el momento culmen de su producción, acaparando estrellas de cine en su reconocida como época dorada. Los ecos de la Alemania nazi llegan a Hollywood, mientras los republicanos pugnan por ganar las elecciones en California. Es aquí cuando un nuevo concepto del periodismo y del poder de la televisión y del cine muestra el camino para teledirigir y manipular la intención de voto de los ciudadanos. Mank, testigo directo de esta situación y situado en una posición privilegiada cerca de Mayer y Hearts, no puede mantener quieta libertad de expresión, una de sus características más personales. De su mano y gracias a sus recuerdos y sus largas conversaciones con la querida de Hearts, Marion, Fincher dibuja de manera exquisita y directa, el increíble escenario de aquellos años de Hollywood. 
Si el guion de Fincher padre, es tan elocuente, a veces excesivo, como vívido y extraordinario, toda la producción de la película desborda calidad. Empezando por la siempre exquisita dirección, en este caso apoyada por el clásico uso del blanco y negro. Los trazos, movimientos y seguimientos de la cámara, recuerdan las maneras de los grandes directores de los cuarenta, además de formar la estructura de la película en base a los cimientos de la propia Ciudadano Kane. Su protagonista está encarnado por un, nuevamente bendecido Gary Oldman, perfecto en su papel, en general contenido y francamente acertado en su interpretación. Se acompaña de un elenco de estupendos actores y actrices, comandados por Amanda Seyfried, Lilly Collins, Arliss Howard o Charles Dance, entre otros. Mank rezuma verdad, historia, venganza y genio. Sus diálogos son versátiles, complejos, geniales. Su forma de contar los dimes y diretes del poder en Hollywood, las manipulaciones de ciertos embaucadores en el poder, la hipocresía del que no pudo llevar a cabo sus sueños de libertad y progresismo, para terminar siendo lo que el mismo criticó, y, especialmente, la sagaz, hiriente y mordaz mente de un Mankievicz llevada a la pantalla, completan una gran película, una más, del gran director David Fincher.  



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