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lunes, 11 de enero de 2021

"Corrupción policial" - Don Winslow

Don Winslow es uno de los grandes escritores de novela policiaca de la actualidad. En su curriculum encontramos la trilogía dedicada al los cárteles mejicanos y la lucha contra el tráfico de la cocaína, protagonizada por El poder del perro, El cártel y La Frontera, magnificas novelas. Además he leído sus creaciones Muerte y vida de Boddy Z, El invierno de Frankie Machine y su última publicación de relatos cortos titulada Rotos. En todas ellas el protagonista, solitario y siempre situado en la fina línea del bien y del mal, se enfrenta a un destino inevitable, mientras se lleva por delante a propios y extraños, en un juego que se encuentra más fuera de la ley que dentro de ella.  Pues bien Corrupción policial se adentra en las acciones de un grupo especial de la policía de Nueva York, más concretamente, de Manhattan Norte. Su líder, Denny Malone, lidera a un grupo de policías que se enfrenta día tras día a los delincuentes y bandas que mueven droga y armas en la ciudad. Su equipo es el mejor, el más duro y el más implicado en esa lucha, pero esa implicación les acerca peligrosamente al juego sucio de una batalla en la que la corrupción, los amaños y las muertes, están al orden del día, no solo al nivel de la calles, sino también en toda la estructura de la administración política y judicial de la ciudad.
 
Don Winslow enmarca su novela en Nueva York, en un homenaje a esta ciudad. Las descripciones de sus calles, avenidas y barrios, hace que la gran urbe sea un personaje importante, imprescindible. Las zonas residenciales, se entrecruzan con las calles donde se encuentran las comisarías y, sobre todo, las barriadas de manzana públicas, donde las bandas de traficantes forman parte del panorama y el escenario en el que se mueve Denny y su grupo de incondicionales. Su labor es mantener limpias las calles y su compromiso llega a tal punto que, en Manhattan Norte le conocen como el rey. Pero esto no se consigue sin traspasar la línea de la ley. Por eso Winslow nos presenta un cuadro urbano en el que la policía juega un difícil equilibrio entre la corrupción, el hacer valer su placa sin morir en el intento y el peligroso juego de interpretar y plantear la justicia en su entorno. Si además, la novela se presenta en los años en los que acontecieron las muertes de civiles negros a manos de policías, los problemas raciales y revueltas, como consecuencia de ello, y la investigación por parte de Asuntos Internos y del FBI del uso de la violencia policial y sus manejos de corrupción con las bandas de narcotraficantes y la mafia, tenemos un cocktel en el que toda la estructura de la ciudad puede verse salpicada. Y en medio de todos ellos, se encuentra Denny Malone, un solitario justiciero que solo piensa en proteger a los suyos, pillar a los malos y tener un futuro en el que sentar la cabeza.
 
La novela navega en el complejo marco de la corrupción policial y el gran problema de bajas policiales provocadas en Nueva York en cumplimiento de su servicio. El gran número de policías asesinados en tiroteos, conforma un marcado perfil de tensión en los miembros de la policía, difícilmente de controlar por sus mandos. Además la guerra entre bandas dominicanas y afroamericanas por el control de la heroína, el gran mal que domina la ciudad tras la caída de consumo de la cocaína, provoca la lucha por las barriadas y sus consumidores. Winslow va más allá, implicando a la mafia y a las propias administraciones en el juego inmobiliario de ciertas zonas de la ciudad, maltratadas por la droga pero especialmente golosas para quienes gobiernan Nueva York desde las grandes alturas del nuevo centro económico de la ciudad. Una cascada de acciones y reacciones hará temblar toda una estructura de corrupción, en la que Danny se verá absorbido sin opción a salida, pero, en todo caso, como consecuencia de su peligroso juego al límite de la ley, en el que participan fiscales, abogados defensores, comisarios, políticos y agentes de policía.  
 
Don Winslow vuelve a componer una novela directa, dura y seca, en la que la amistad y la traición, el amor y el rencor, los intereses personales y el cumplimiento del deber, se mezclan en un partido entre el campo propio y el ajeno, en un juego al límite del bien y del mal. Para algunos, para hacer cumplir la ley hay que saltarse la ley. Pero eso tiene implicaciones insalvables e ineludibles que salpicarán al entorno del protagonista. Corrupción policial, en la línea de todas las novelas de este autor, se lee en un respiro, sin pausa, sin opción al pestañeo. La trama te lleva como una corriente imparable, entre personajes bien delimitados y construidos, sin plantear al lector si quiera, si actúan bien o mal. Más bien, son ellos los que en el afán de tomar ciertas decisiones, son llevados sin remedio hacia unas consecuencias que llegan sin previo aviso, destrozando conciencias y buenos deseos. El karma negativo de sus personajes, la soledad de sus vidas, son marca de la casa y, la verdad, a mi me siguen asombrando y atrapando entre sus tramas retorcidas y sus protagonistas con aura de perdedores.


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